Nadie imaginaba la tormenta que se precipitó tras la derrota ante el Estepona
Si manejásemos el lenguaje de las aguas, a los amigos Manuel Márquez, Juan Martínez Miranda y Ángel Castro habría que llamarles viejos y expertos lobos de mar. Pero, como estamos en esto del balón, hablaremos con otras palabras de su experiencia, veteranía y apoyo al fútbol, al Real Jaén en concreto. Colaboradores de toda la vida, “sin cobrar un duro”, en las más diversas tareas, como el ambigú del antiguo La Victoria o las puertas de entrada, no podían prever, en los prolegómenos del partido de Copa del Rey, el cataclismo que se avecinaba al club y al equipo. Tranquilos y conversadores, cercanos y familiares, mostraban serenidad y una sensata seguridad en el camino que iniciaba el equipo pero también, cómo no, cierta incertidumbre ante el futuro, sobrevenida sin duda de una larga experiencia de triunfos y fracasos, unas veces previstos pero otras sin saber de dónde venían los golpes. Lo que esperaban estos amigos, y casi todos los asistentes al estadio en el encuentro con el Estepona, era una anochecida de bocadillo razonablemente serena y un partido más bien plácido, dado el historial de cada uno de los equipos. Ya se sabe de sobra, y ellos tres lo han vivido en demasiadas ocasiones, que una cosa es el toreo de salón, el que se hace con la imaginación y sin el peligro de la realidad, y muy otro el de plaza, en este caso en el del césped, pero a pesar de todo había confianza en dar un primer paso provechoso y eficaz ya que hasta la fortuna había proporcionado que se jugase en casa. Sin embargo nadie imaginaba la tormenta que se precipitó, primero sobre el equipo en forma de derrota estrepitosa, con toda la carga de desaciertos y mala suerte (tanto monta, monta tanto) que tan mal sabor de boca dejó en la afición, y, después, sobre el club, con la dimisión de Terrazas. Como si un ejército de cíclopes, gigantes de un solo ojo, hijos del Cielo y de la Tierra, de un temperamento horrible y de bruscas emociones, hubiesen decidido echar como en cascada todas las rocas de las montañas. Por eso el resultado de ayer, que no puede dejarse a un lado ni subestimarse porque la liga se hace piedra a piedra y letra a letra, perdió el sentido simbólico que en principio debió haber tenido. Ahora queda todo por hacer y lo peor es empezar un camino que ya está diseñado y casi cimentado. De momento sólo cabe cambiar de registro y confiar en que no hay mal que por bien no venga, y que de otras se ha salido.
EL ENTRENADOR DE BOCA SANCIONADO POR FUMAR
Los antiguos aficionados recordarán la imagen de entrenadores en el banquillo con un montón de colillas al lado y fuma que te fuma. Algunos eran especialmente famosos por esta tarea que, decían, sirve para calmar los nervios. Pues ahora ni nervios ni nada, que no se puede fumar, al menos en Argentina. Y ojo con la televisión que lo cuenta casi todo.
LA DUDA DE SI CAMPEONA O CAMPEÓN
A veces la naturaleza nos hace alguna treta o algún guiño para que no tengamos tantas certidumbres y nos acordemos de que las cosas en muchas oportunidades no son indiscutibles ni definitivas. Es lo que ocurre con el sexo de la campeona de atletismo que los científicos aun siguen dudando sobre cuál es el suyo verdadero.
Publicado el día 31 de agosto de 2009
Ejido, 1; Real Jaén, 0.
(En la semana, el miércoles día 26, el equipo jugó la primera eliminatoria de la Copa del Rey en casa ante el Estepona. Partido lamentable deportivamente, perdido 0.1 por penalti, expulsión del portero incluido. A su finalización el entrenador Terrazas dimitió y se marchó. Nunca se conocieron las verdaderas causas que motivaron todo el acontecimiento).