361.- ATACAR, DEFENDER

El debate va así de la técnica a la vivencia de los jugadores y acaba en la autoestima

Varios autores, de lo que deben saber lo que dicen, aseguran que un equipo es “un estado de ánimo”. “Lo que determina el genio de las canchas es un atributo tan singular como la paranoia, la melancolía o el sentido del humor”, escribe Juan Villoro “de pronto el ganador del Balón de Oro se deja afectar por un temor y el balón termina en la fila 17, pero a continuación un novato que ni tiene sueldo fijo pierde el respeto a la leyenda y anota uno de esos goles que hacer creer que la gloria no se improvisa”. En estos andurriales está en el fútbol actual, en tener presente que la conducta de un jugador en su práctica profesional aporta al juego lo que es y le define como persona. Se demoró la sicología en entrar en la academia doctrinal del fútbol. Aunque desde un principio, de manera instintiva y casi natural, los directores condujeron a los jugadores con intuiciones “clínicas”, que se decía, la ciencia sicológica como tal tardó en llegar a los currículos futboleros. Luego los clubes empezaron a contratar sicólogos profesionales pero esta moda no llegó a cuajar. Tampoco hacía falta porque hay tareas que, si se institucionalizan, rompen el aura de su función. Otra cosa es ser consciente de la trascendencia y las consecuencias del perfil psíquico de los jugadores con sus emociones, sentimientos y razones. No vendría mal un test –formal, no necesariamente académico- de vez en cuando para conocer los anhelos, las dependencias y las motivaciones de la conducta de cada uno de los protagonistas. Desde esta óptica, ataque o defensa, defensa o ataque, es una mentalidad, una manera de vivir el fútbol y, sobre todo, una tarea anímica. Una concepción primariamente defensiva puede producir que el jugador considere inconscientemente superior al contrincante aunque objetivamente no lo sea y esa circunstancia le lleve hundirse en el desánimo al primer contratiempo en ese ejercicio tan típico de “¿lo ves?, ya lo decía yo”. Por el contrario, el que ataca, el que piensa que si me meten dos goles no me importa, que ya meteré yo cuatro, se desliza fácilmente en la imprudencia, la precipitación o el atolondramiento. El debate sobre si jugar al ataque o defensivamente se traslada así de la técnica a la vivencia de los jugadores y acaba en la autoestima, la llave decisiva para salvar o no los obstáculos y la tensión del triunfo y la derrota. 

EL BETIS SE AGARRA A LOS DESPACHOS PARA NO DESCENDER 
Naturalmente que cada uno puede hacer de su capa un sayo, pero el estilo y la elegancia se notan en todo. El Betis, que por sus resultados deportivos bajó de categoría, ha denunciado al Xerez por unas presuntas y graves irregularidades en la ampliación de capital en ¡2002! Se repite la historia.                                                             

REDUCIR EL GASTO DE LOS CLUBES DE FÚTBOL
Se dice que lo pretenden el Gobierno y las Cortes mediante pactos y nuevas disposiciones. Veremos, pero de momento puede parecer un nuevo intento de diseñar un futuro mejor como excusa para no cumplir lo ya legislado: que los clubes paguen a Hacienda y a la Seguridad Social lo que deban. Como cada hijo de vecino. Y entonces veríamos. 

Publicado el día 17 de agosto de 2009.