ABRIL 2006


187. El cielo de cada uno

         Jarotes, palabra derivada de jara, es el nombre con el que se designan los habitantes de Villanueva de Córdoba, su gentilicio. Pues los jarotes, futbolísticamente hablando, llevan un año viviendo en el cielo: basta pasearse por las calles de su pueblo para darse cuenta de cómo están de orgullosos por haber alcanzado la Segunda División B de la liga nacional. Y, aunque últimamente les hayan aparecido algunos nubarrones en forma de malos resultados (llevaban toda la competición en posiciones razonables de permanencia, lo que significaba un aumento de su autoestima), confían plenamente en que al final podrán mantener la categoría. Ayer, después de haber ganado en la primera vuelta al Real Jaén en un partido vibrante, vinieron a nuestra ciudad con la esperanza de resolver la encrucijada en la que están metidos, pero no pudieron solventar a su favor la contienda. Los jarotes se encontraron con un Real Jaén que, salvo el rincón negro de los partidos fuera de casa, en los que su rendimiento es suficientemente mejorable por decirlo con suavidad, ha descubierto un camino en La Victoria que le lleva en algunos momentos a realizar jugadas realmente bellas que muchos aficionados habían casi olvidado. El equipo no sólo ha conseguido romper el maleficio que parecían tener las nuevas instalaciones sino que entusiasma y emociona por la suntuosidad de algunas de sus jugadas. Y con este equipo en pleno estado de gracia que, por primera vez en la breve historia del estadio, se ha convertido en dueño de los resultados, se encontraron los cordobeses. Y por si esto no fuera poco, después de tantas tardes de disgusto deportivo, la entidad Real Jaén, el club, ha accedido a un sistema de articulación de manera mesurada y moderada, tal como propone el profesor Ventura Limosner hablando sobre las organizaciones deportivas, un estado de equilibrio suficientemente sereno. Quiere ello decir que por fin las cosas en general empiezan a moverse en la buena dirección, que el horizonte empieza a despejarse, esperemos que con estabilidad y firmeza, y que la semilla que con tanta paciencia como, a veces demasiada mala suerte, supo poner Carlos Sánchez y su grupo de colaboradores, empieza a dar resultado. Para tener también nosotros nuestro cielo, sólo falta que el equipo empiece a ganar a domicilio. Ojalá.

3 de Abril de 2006.             Real Jaén, 3; Villanueva de Córdoba, 0.
  

188. Segundas partes

         Aunque aun sigue practicándose el ejercicio de la oratoria en el plano religioso y en otros ámbitos literarios, la verdad es que ha ido quedando atrás la época aquella en la que muy famosos predicadores atraían la atención popular por la vehemencia de sus discursos, la riqueza de las imágenes literarias que utilizaban y la fuerza con la que intentaban empujar el ánimo de sus oyentes hacia el bien, hacia su conversión que era la expresión más utilizaba. El caso es que, como ocurre siempre que algo está en alza o de moda, aparecen chascarrillos que tratan de burlarse un poco de lo que la mayoría de la gente sigue. Así se contaba el caso de un orador, célebre por el éxito de sus sermones, que un día al terminar su tarea recibió a un oyente que vino a comunicarle cómo había quedado convencido de que tenía que cambiar de vida. ¿Y qué ha sido lo que más le ha persuadido para este propósito, qué parte del sermón, qué argumentación es la que ha proporcionado esta intención?, le preguntó intrigado el predicador. Muy sencillo, respondió el fiel seguidor: cuando usted dijo con esto terminamos la primera parte del sermón y comenzamos la segunda; eso fue lo que me hizo cambiar de vida, empezar la segunda parte. Valga esta jocosa anécdota para describir de alguna manera lo que pasó ayer en el partido que el Real Jaén jugó en Ceuta. En este caso, al revés de lo que le aconteció al ingenuo converso, el equipo, que había hecho una espléndida primera parte, en la segunda bajó bastante su eficacia y acabó perdiendo la renta que tenía acumulada antes del descanso. Nadie podrá decir que los jugadores giennenses no se dejaron la piel en el campo, antes al contrario hicieron un grandísimo esfuerzo y demostraron una profesionalidad que hay que elogiar por encima de todo pero su esfuerzo no aportó el resultado que esperaban y merecieron. Aunque hubo jugadas de gran mérito, pasar de la primera parte a la segunda fue como hacer otro partido en cuanto a eficacia rematadora y no hubo forma de despegar de una vez por todas hacia arriba en la clasificación. Otra vez será. Mientras tanto podemos seguir con la eterna discusión, que ya aparecía incluso en Cervantes, sobre si las segundas partes son o no buenas, algo que siempre está en discusión. Y, como es natural, cada uno opina según le ha ido en la feria.

10 de Abril de 2006.       Ceuta, 2; Real Jaén, 1.


189. ¡Por fin...!

La bandera del Real Jaén al viento.
Foto: Diario Jaén
         Bueno pues por fin el Real Jaén ha alcanzado de nuevo la gloria a domicilio. Ya lo había conseguido en Cuenca pero de ese éxito hacía tanto tiempo que parece que había ocurrido en la prehistoria, casi antes de que se hubiese inventado el fútbol. Aquel día fue un triunfo magnifico por el modo como se consiguió, digno de una oda triunfal, y con Navarro como protagonista. Pero desde entonces, fuera de La Victoria, nada de nada, a excepción del afortunado partido en Alcalá que, salvo los puntos conseguidos, no pasará a la historia. En realidad todo llega, se dice por ahí (aunque a muchos de los que lo aseguran nunca les toca el premio gordo por más que compren lotería). Todo salió muy bien el sábado y el equipo se hizo digno otra vez de una buena sarta de versos laudatorios y elogiosos como ya hacían los antiguos con los triunfadores en las competiciones deportivas: porque algún romance de esos que cantan las pequeñas hazañas de los mortales sí que se merecen los protagonistas que jugaron en Baza el sábado. Bien es verdad que, a diferencia de lo que pasó en la ciudad manchega, las cosas se aclararon desde el principio, pero esta facilidad también forma parte de los méritos alcanzados por el equipo. Fue además una mañana excelente de la que, con la televisión por delante, pudieron gozar, los incondicionales y hasta los simpatizantes. Y ahora ¿qué? ¿Ha sido un fugaz relámpago este triunfo o, por el contrario, el cambio de orientación esperado en el rendimiento deportivo? ¿Va a significar una metamorfosis del club? ¿Puede ser el inicio del nuevo horizonte anunciado por los dirigentes, en el que por fin empecemos, al margen de algún tropezón inevitable, a mirar sólo hacia arriba; o, por el contrario, ha sido el sueño de una noche de verano? En situaciones como ésta, los profesionales suelen decir en prosa, un día sí y otro también, aquello de: nosotros a lo nuestro, al partido de cada semana y ya veremos qué ocurre. Los aficionados, siempre soñando igualmente en prosa, ya casi nos vemos campeones. Antonio Machado, que para eso era Antonio Machado, lo decía mejor que nosotros con estos versos que todo el mundo conoce: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” Esperemos que ocurra así.

17 de Abril de 2006.     Baza, 0; Real Jaén, 3.


190. Cincuenta y cinco millones

         El director de este Diario, Juan Espejo, recordó el otro día en la presentación de su libro “Diario de un Náufrago” que Jaén tiene nada más y nada menos que la cifra de cincuenta y cinco (55) millones de olivos, ¡qué ya son olivos, aceitunas, olivas y olivares! y ¡ya son litros, kilos y toneladas de aceite! y ¡ya son jornales y salarios! Y esperanzas, alegrías, contrariedades, desengaños y perspectivas e ilusiones. Y también (cuando las cosechas acaban por arreglarse, cuando están -como se dice habitualmente- en un momento dulce, y ofrecen expectativas más que razonables) horas de mirar al cielo a ver si llueve cuando que tiene que llover, o viene una tormenta en el momento menos imaginado. Porque las inclemencias de la naturaleza y los temporales, ya se sabe que pueden aparecer cuando menos se los espera y entonces hacen verdaderamente daño. Hay épocas en las que por diversas circunstancias, porque los tiempos son así, los agricultores las suponen, aunque temiéndolas siempre como es natural, pero cuando llega un período de bonanza y las cosas ruedan triunfantes, si de pronto empiezan los rayos y los truenos, todo es echarse a temblar y pensar que ya no hay quien detenga la desventura, el infortunio, los malos resultados y la peor cosecha. Y en esas condiciones las tormentas pueden dar al traste con todo el esfuerzo y el denuedo llevado a cabo durante mucho tiempo. Pero, como versificó Miguel Hernández y conocen en Jaén hasta los niños de teta, esos millones de olivos no los levantó la nada ni el dinero ni el señor sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. A fin de cuentas lo que de verdad produce éxitos gratos y halagüeños es el afán, el empuje, el coraje y el entusiasmo llevado hasta el límite razonable de lo que se puede y se debe hacer y, cuando estas virtudes se dan, siempre cabe esperar lo mejor. Aunque también hace falta, como cantaba no hace mucho una chirigota, que los dioses y la fortuna repartan a partes iguales la mala suerte. (Pues ahora me doy cuenta de que lo que esperan en el Diario es un comentario sobre cómo vivieron el sábado los aficionados el partido entre el Real Jaén y el Algeciras y, con todo esto de los olivos, las tormentas, el trabajo y la suerte ya no queda espacio… o en realidad de lo que he estado hablando es de lo que pasó en el partido? Al final, el Real Jaén ganó por 2 a 1. 

Publicado el día 24 de Abril de 2006.    Real Jaén, 2; Algeciras, 1.