205. Aprender el himno
Los
publicistas hablan y no acaban de la enorme dificultad que tiene su trabajo.
Saben que, a la hora de hacer una campaña publicitaria, tienen que tener mucho
cuidado con lo que planifican y ejecutan, y también un montón de buena suerte.
Cualquier detalle puede dar al traste con su tarea, sobre todo si el mensaje va
dirigido a la sensibilidad y menos al pensamiento. Un matiz imprevisto, una
frase más o menos acertada o la referencia a algún acontecimiento pueden
despertar tanto una inopinada animadversión como una simpatía enorme por el
producto que se publicita. En todo caso siempre resulta de interés para el
éxito de las campañas fijarse en los propios valores, estimular los afectos y
buscar puntos de apoyo afectivos. Y lo que desde luego sería un desacierto es
que la entidad patrocinada se comporte con cánones diferentes de lo que dicen sus
eslóganes. Valgan estas reflexiones al hilo de la campaña publicitaria del Real
Jaén, que afortunadamente está teniendo un resultado razonable y ojalá mejore
aún más. Lo que resulta cuando menos curioso, y no es la primera vez que
ocurre, es que el club no parece que busque expresamente esos puntos de apoyo
afectivos. Y si no hay apasionamiento por medio, es bastante difícil, en este
nivel deportivo, encontrar el arrimo masivo de la población. Es imprescindible
que la gente se sienta identificada con el equipo y el club. Sin embargo esta
virtud apenas se ejercita. Valgan dos ejemplos. No se entiende, y ha ocurrido
otros años, que apenas se jueguen partidos de pretemporada en La Victoria
cuando el refrán dice que ojos que no ven… No se trata de no salir pero el
equilibrio es siempre bueno. Otros clubes lo hacen y no les va mal. El otro
ejemplo es el de los jugadores. Ya sabemos que en este tiempo prima la
profesionalidad pero ni tanto ni tan calvo: hacen falta unos cuantos jugadores
que sientan como suyo el uniforme del Real Jaén y como suya esta tierra. ¿Tan
difícil es conseguir un equilibrio, incluso en la organización interna del
equipo, entre unos y otros? ¿Tan complicado resulta que unos cuantos jugadores
conozcan dónde está la Carrera o qué estilo tiene la Catedral y, por supuesto,
el himno del club? ¿No debería estar también, entre los conceptos a aprender,
la letra y música del himno de la empresa, del club, de la afición?
7
de Agosto de 2006
206.
Pago único
Al parecer el Real Jaén anda con problemas
para fichar un par de delanteros que cierren la plantilla y hagan felices a la
afición con sus goles a lo largo de la temporada. No resulta fácil, a lo que se
ve, encontrar profesionales de este tenor dentro de lo que se llama el mercado
futbolístico y de ahí la lógica preocupación de los responsables. Pero por este
motivo no debe desanimarse el club. Ni sus dirigentes llevarse malos ratos:
estudios que han desarrollado grandes expertos en este ámbito del saber y de la
ciencia sobre el desarrollo técnico de los últimos campeonatos mundiales de
Alemania demuestran que lo que prima ahora en el fútbol es el centrocampismo.
Hasta el punto, ha escrito Juan Cueto, que éste se ha convertido en pensamiento
único, casi en la exclusiva forma de entender el fútbol y todos sus aledaños.
Lejos ya del desarrollo futbolístico cualquier forma de ejercerlo que no sea
por este sistema. Centrocampismo. Según estas autorizadas opiniones, todos los
equipos juegan y se mueven desde una perspectiva de centro y es desde ella desde
donde se planifican estrategias y tácticas. Algo lógico por otra parte pues al
fin y al cabo esta actividad deportiva forma parte de la sociedad y de las
tendencias que los seres humanos conformamos a través del tiempo. Si uno se
fija despacio, en el mundo en que vivimos todo, y desde luego la inmensa
mayoría, tiende al centro. Desde los partidos políticos, hasta la caída de los
graves y, como no podía ser menos, las opiniones de la gente que refleja la
campana de Gauss, todo tiene una pendiente, como una cuesta natural, no hacia
los extremos sino al centro. ¿Preocupación en el Real Jaén porque no encuentra
delanteros?. Pero si lo que tendría que hacer es despedir a todos los jugadores
que no sean centrocampistas y formar un equipo de veintidós profesionales de
esta demarcación. Hasta los que guarden la portería centrocampistas. Es la
forma más firme y segura de guardar el equilibrio que la vida y el fútbol
exigen. Así cumpliría las leyes físicas que lo mandan y las sociales que lo
sugieren. Todos centrocampistas, veintidós centrocampistas y ya está. ¡Qué
gozada! Pensamiento único futbolero, contrapeso y ponderación y medida. Pero si
ya hasta la PAC, con el pago único, se ha contagiado de esta modalidad del
pensar.
14
de Agosto de 2006.
207. Grave falta de respeto
La verdad es que esta vez los
responsables de organizar la pretemporada del Real Jaén no han estado
especialmente afortunados. Ello no empaña en absoluto la trayectoria ejemplar
de la actual directiva del Real Jaén, simplemente que en esta oportunidad
parece que a los encargados de la tarea no les ha acompañado el acierto. Desde
aquella liquidación por derribo de la plantilla de la temporada pasada a la
última “razón de la sinrazón que a mi razón se hace”, que diría don Quijote,
que se produjo en Torredonjimeno, el camino seguido en este período tan
decisivo no ha sido ni afortunado ni provechoso. Naturalmente que ha habido
aciertos pero en conjunto no se han hecho bien las cosas. No se entiende que no
se haya celebrado ningún partido en casa, lo que ha originados dos efectos
perversos: uno, el desapego de la sociedad giennense impedida de entusiasmarse
con los suyos ante un equipo del que se cantan virtudes máximas pero que, con
los resultados que se han obtenido en los partidos jugados, casi nadie ha
podido contrastar. El otro efecto pernicioso, al decir de los técnicos, es la
falta de adaptación al terreno de juego de La Victoria de unos jugadores que,
cuando corran por el campo, apenas reconocerán que están en su casa; tampoco se
han facilitado a la gente motivos solemnes para que se incorporen al proyecto
con una campaña a la que le falta brío; ni se han resuelto los graves problemas
de infraestructuras que aseguraban eran muy importantes para el rendimiento
deportivo. Y para colmo el desaguisado de Torredonjimeno. No puede valer una
excusa ni una explicación para olvidar el asunto. Ha sido una falta muy grave
de respeto a entidades y personas, y ello exige, para el buen nombre del club,
una posición pública de la junta directiva. Mal empezaríamos si se trata de
tapar lo que puede ser un pésimo precedente. Y un mal síntoma. No hay
justificación ni en la planificación absurda de dos partidos consecutivos ni en
la carencia de jugadores porque había demasiadas soluciones técnicas a la mano.
Por supuesto que el concepto de pretemporada es por definición maliciosamente
sutil y gaseoso, y un desafío para la inteligencia, que ha de resolver la grave
contradicción que encierra. Pero todo el mundo sabe por experiencia que lo
propedéutico es lo que marca el camino, es decir, que el que da primero da dos
veces.
21
de agosto de 2006.
Temporada 2006 - 2007
El artista giennense Santi Rodríguez dio lustre y realce
al
acto de presentación Foto: Diario Jaén
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208. Parábola del buen estudiante
En realidad al fútbol le pasa lo que a
los estudiantes. El que es bueno y responsable planifica con mesura y prudencia
su tiempo de estudio; proyecta unas bases razonables de estrategia para dominar
los conocimientos que precisa para el buen éxito; y organiza una forma de vida
acorde a sus necesidades de aprendizaje. El buen estudiante apenas deja
resquicio al azar y abomina de la suerte, convencido de que lo valioso es la
buena preparación y el dominio de su materia de estudio. Luego, a la hora de la
verdad, de rendir cuentas de su trabajo, acude con cierta seguridad persuadido
de que, al haber hecho bien sus deberes, el resultado de su esfuerzo tiene que
ser casi imperiosamente espléndido. Y algo así ocurre en el fútbol. En los
clubes, cuando están bien organizados, cada miembro cumple la faena para la que
está y que es la que conoce; se prevén con acierto las responsabilidades que se
han de asumir; y se preparan las tareas
propias de cada tiempo. Más tarde, en el momento en que ya se juega uno de
manera formal las cosas, lo previsible es que el trabajo bien hecho ofrezca los
beneficios deseados. Son muchos los casos en lo que los errores y desaciertos
de los equipos hay que achacarlos a resbalones organizativos y a disparates de
planificación. Pero, como hemos experimentado tantas veces, en el fútbol como
en los estudios y, en general, en toda la vida, esta teoría no es toda la
verdad del tejemaneje. Por supuesto que cuantos más temas conozca el
estudiante, más posibilidades reales disfruta de conseguir el premio que busca,
pero todos conocemos suficientes casos en los que, de acuerdo con la famosa ley
de Murphy, las pilas de la calculadora de bolsillo, que han durado todo el
curso, se han agotado durante el examen final y para colmo las de recambio
estaban defectuosas. Es decir, que el esfuerzo ha sido inútil por el resquicio
que siempre lleva el azar, que por definición prescinde caprichosamente de los
esfuerzos de los mortales. Pero el caso es que hay muchas modalidades de
ventura. El problema filosófico y casi metafísico sin embargo que plantea el
hado es la opción que a veces toma de servir a los triunfadores, a los que
colma de privilegios y agasajos. Habrá que desear que a la directiva del Real
Jaén, que funciona espléndidamente a pesar de los desajustes de la
pretemporada, y, en consecuencia, a la afición, le ataque esta variedad de
azar.