225. Alcanzar la gloria (I)
El entrenador Vinyals ha dirigido al Real Jaén durante
la temporada 2006-2007 Foto: Diario Jaén
|
8
de Enero de 2007 Real Jaén,
2; Ceuta, 0
226. Alcanzar la gloria (y II)
La
etapa deportiva que vive el equipo, junto con las prudentes observaciones que
hace una y otra vez el técnico sobre los perjuicios sicológicos que puede
acarrear esta bonanza, ponen de manifiesto una grave contradicción teórica y
práctica. Porque ya es mala pata que, después de los años que llevamos metidos
en la vulgaridad, ahora, cuando el horizonte señala minutos de grandeza,
tengamos el problema de los nuevos ricos. El caso es que para alegría y general
satisfacción de todos los seguidores del Real Jaén, el equipo termina la
primera vuelta de la Liga
en una posición estupenda. Y, sobre todo, acorde a los propósitos que al
principio se habían propuesto el club y los aficionados. Pero esta holgada
circunstancia se ve entorpecida por la escasa madurez que, según opina Vinyals,
tiene el equipo para asumir responsabilidades de alto nivel, lo que le lleva a
desear que de momento no alcance el cuarto puesto de la clasificación. Y aquí
está la paradoja de cómo va a resolver el equipo en el terreno de juego el
esfuerzo por ganar, al tiempo que el propósito de no conseguir puesto de
liguilla. Desde luego que vale aquello del inocente, que en mi pueblo los
corredores al final, pero también es de interés lo que le decía Sancho a su
mujer -cuando ésta recelaba de que su hija, una vez nombrado gobernador, podría
casarse con alguien importante- que siempre
he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le
viene, no se debe quejar si se le pasa. Así que habrá que tener ojo no se nos
vaya el capricho del azar. Tal vez se pueda resolver este lío si en lo sucesivo
se incluye dentro del entrenamiento una teórica y una práctica sicológica para
este fin. Como, por ejemplo, hacían los romanos con las conocidas como Fiestas
del triunfo que incluían en su ritual litúrgico la presencia de un esclavo que,
vestido con el traje etrusco de los antiguos reyes de Roma, detrás del vencedor
le decía en voz alta una y otra vez: "recuerda que eres un hombre",
al tiempo que los soldados cantaban canciones burlescas referidas a su general,
que lo rebajaban a una escala humana absolutamente corriente. Claro que a lo
mejor lo que quiere decir Vinyals, como ha matizado, es que el equipo no está
maduro, no para mantenerse entre los primeros sino para alcanzar los puestos de
liguilla. Y entonces de acuerdo, porque hay que saber jugar en todos los
campos. Visto el partido de ayer.
15
de enero de 2007 Cerro Reyes
(Badajoz), 3; Real Jaén, 1
227. Imagen y dineros
Y así luego pasa lo que pasa. Que pagan
justos por pecadores, y las condiciones de unos pocos se atribuyen a los más,
olvidando la advertencia que hace el sabio de Gracián de que no debemos
engañarnos sobre la condición de las personas, que es el peor y más fácil
engaño. Todo el mundo conoce las manifestaciones que aderezó a un grupo de
universitarios el presidente actual del Real Madrid, en las que sus jugadores
(y se puede creer que, por extensión, los que forman parte de la élite) no
salían muy bien parados: inmersos en un divismo excesivo, excepcionalmente
acomodados a toda clase de ventajas y bulas en sus ingresos económicos, y por
lo general sin cultura ni formación. Pero lo más significativo de este
expresivo incidente no han sido ya las opiniones del dirigente madridista sino
que, en más de una encuesta de esas que llevan a cabo los periódicos, la mitad
de los votantes, unos cuantos miles, manifestaban estar del todo de acuerdo con
las referidas valoraciones. Es decir, los mismos seguidores de los equipos, que
de alguna manera generan esas condiciones de vida para los privilegiados, son
conscientes a su vez del exceso que provocan. Mientras tanto la otra cara de la
moneda la tenemos entre nosotros, a la puerta de casa, en nuestra propia
tierra. Para los jugadores del Real Jaén pintan bastos en lo que es el primer
nivel de exigencia que tiene todo empleado por cuenta ajena: cobrar el salario
por el trabajo realizado. La imagen de personajes favorecidos, que no sólo no
pagan sino que cobran por consumir, que ofrecen los jugadores que están arriba,
choca de manera hiriente y sarcástica con la de quienes andan con dificultades
en otras categorías. Y es razonable y legítimo imaginar que ya empiecen a peder
la confianza en el mayor accionista porque no es la primera vez que acontece
tal desarreglo. Incluso, dadas las carencias económicas que no dejan de asomar,
también muchos aficionados empiezan a ver grietas peligrosas en lo que parecía
un proyecto sólido a cinco años vista. Mientras, ayer el equipo recorrió un
buen trecho hacia los puestos de privilegio y es de esperar que ese estupendo
tono de esplendor, triunfo y brillo anime de una vez por todas a la gente, se
produzca un clima de entusiasmo colectivo, aumenten los ingresos, y gratifique
emocionalmente por fin a quienes han salvado a la institución de su final.
Amén.
22
de Enero de 2007 Granada, 1;
Real Jaén, 2
228. Lo que costó
Y lo que está costando. Lo que costó al
Real Jaén ganar al último clasificado de la división y lo que está costando
entrar de una manera definitiva entre los privilegiados lugares de liguilla.
Como se ha dicho tantas veces, dos son los factores fundamentales que se
necesitan para alcanzar algún objetivo: el esfuerzo humano y unas condiciones
suficientes que no impidan esa voluntad y esa decisión. El partido de ayer
domingo suponía un ejemplo claro de cómo el éxito viene cuando aparecen ambos
requisitos, que era lo que esperaban todos los aficionados al Real Jaén. Lo del
empuje en los profesionales, como se decía en la mili, se daba por supuesto y
además así ocurrió. Nada que objetar al esfuerzo que hicieron los jugadores en
el campo, con mayor o menor éxito, que eso es otra cosa. Pero en cuanto a las
posibilidades objetivas del mismo lo más significativo es que confluían, por
azar, dos circunstancias relacionadas entre sí, que hacían singular y curioso
el encuentro. La primera era que, después de mucho tiempo, el Real Jaén,
ganando, tenía la posibilidad matemática de alcanzar puestos de liguilla cuando
menos aunque fuese empatado en el quinto lugar. La segunda condición, que el
rival que se presentaba en el campo de la Victoria (donde ahora además la trayectoria del
equipo es magnífica) en principio, por lo que hasta el presente ha hecho en la
liga, era el más asequible con el que se podía encontrar. Por las razones que
sean, que a nosotros no nos incumben, el Málaga B ofrecía, y ofrece, un muy
escaso rendimiento deportivo, lo que favorecía considerablemente las
posibilidades para los nuestros. No se trataba desde luego de recordar aquello
de que así se las ponían a Fernando VII, que tampoco hay que exagerar y ya se
vio en el encuentro, porque, como era de esperar, los malagueños, jóvenes con
ansias de mejorar y situarse bien en la profesión, se sabía que iban a poner
todas su dificultades. Pero no se podía negar sensatamente que resultaba de
antemano, como dicen los economistas, una coyuntura sumamente favorable, un
valor añadido, para llegar por fin a estar entre los elegidos. A ese tipo de
coincidencia le llaman los filósofos azar eventual. Y así ocurrió. Aunque muy
por los pelos, también como en la mili, hay que recordar aquello de “sin
novedad, mi capitán”. Es decir, lo previsto.