ENERO 2007


225. Alcanzar la gloria (I)

El entrenador Vinyals ha dirigido al Real Jaén durante 
la temporada 2006-2007  Foto: Diario Jaén
Hace unos días Vinyals manifestaba a José Eugenio Lara su temor de que, dada la juventud y por tanto la carencia de sosiego de la actual plantilla del Real Jaén (algo que entendía que da “el tiempo y los partidos”), “estar entre los cuatro primeros crearía una euforia que no sé si sería positiva por esa falta de madurez”. Es ésta a primera vista una observación sicológica que parece atinada, sensata y llena de sentido común, una indicación realista con la que casi todo el mundo que sea capaz de ver las cosas con serenidad puede estar de acuerdo: no interesa a nadie ahora cuando las cosas van bien, digamos, morir de éxito. No conviene olvidar que esta situación, tan deseada por tanta gente, es con mucha más frecuencia de lo que a primera vista pudiera parecer una pesada carga que a muchos pone nerviosos, a otros inquieta y a algunos simplemente asusta. Por sorprendentes mecanismos sicológicos que dirigen nuestro comportamiento, el brillo y la gloria en algunas circunstancias son más un problema que una solución. La historia está llena de sucedidos en los que el triunfador no tiene la capacidad de asumir el esplendor y ha acabado en el precipicio de la desesperación y la derrota. El más famoso de los tratadistas sobre la guerra, Karl von Clausewitz, define el punto culminante de la victoria como “aquel en el que una ofensiva con éxito comienza a tener demasiadas pérdidas…, el tema”, dice, “está en saber cuándo debe detenerse la guerra sin poner en peligro los éxitos alcanzados”. Y algo así, se teme el entrenador, le puede ocurrir a nuestro equipo si entra ya mismo en el grupo de los cuatro privilegiados de la clasificación, en lugar de hacerlo a final de temporada que es cuando en realidad interesa de verdad. Pero sin embargo, más allá de esa visión, el pensamiento que el entrenador ha apuntado encierra, puede que sin pretenderlo, todo un tratado de filosofía, un discurso del más alto interés que, como todo sistema, arrastra su contraluz de mucha enjundia: si efectivamente el éxito de estar entre los cuatro primeros va a asustar al personal ¿qué hará el equipo, dejarse perder para evitar el vértigo del éxito? ¿Significa todo esto que debemos pedir a los dioses que sean propicios y no permitan más triunfos que aquellos que los jugadores sean capaces de asimilar o asumir? ¿Habrá que lamentar el tranquilo triunfo de ayer...? Veremos el balance de la primera vuelta.

8 de Enero de 2007               Real Jaén, 2; Ceuta, 0


226. Alcanzar la gloria (y II)

La etapa deportiva que vive el equipo, junto con las prudentes observaciones que hace una y otra vez el técnico sobre los perjuicios sicológicos que puede acarrear esta bonanza, ponen de manifiesto una grave contradicción teórica y práctica. Porque ya es mala pata que, después de los años que llevamos metidos en la vulgaridad, ahora, cuando el horizonte señala minutos de grandeza, tengamos el problema de los nuevos ricos. El caso es que para alegría y general satisfacción de todos los seguidores del Real Jaén, el equipo termina la primera vuelta de la Liga en una posición estupenda. Y, sobre todo, acorde a los propósitos que al principio se habían propuesto el club y los aficionados. Pero esta holgada circunstancia se ve entorpecida por la escasa madurez que, según opina Vinyals, tiene el equipo para asumir responsabilidades de alto nivel, lo que le lleva a desear que de momento no alcance el cuarto puesto de la clasificación. Y aquí está la paradoja de cómo va a resolver el equipo en el terreno de juego el esfuerzo por ganar, al tiempo que el propósito de no conseguir puesto de liguilla. Desde luego que vale aquello del inocente, que en mi pueblo los corredores al final, pero también es de interés lo que le decía Sancho a su mujer -cuando ésta recelaba de que su hija, una vez nombrado gobernador, podría casarse con alguien importante- que siempre he oído decir a mis mayores que el que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si se le pasa. Así que habrá que tener ojo no se nos vaya el capricho del azar. Tal vez se pueda resolver este lío si en lo sucesivo se incluye dentro del entrenamiento una teórica y una práctica sicológica para este fin. Como, por ejemplo, hacían los romanos con las conocidas como Fiestas del triunfo que incluían en su ritual litúrgico la presencia de un esclavo que, vestido con el traje etrusco de los antiguos reyes de Roma, detrás del vencedor le decía en voz alta una y otra vez: "recuerda que eres un hombre", al tiempo que los soldados cantaban canciones burlescas referidas a su general, que lo rebajaban a una escala humana absolutamente corriente. Claro que a lo mejor lo que quiere decir Vinyals, como ha matizado, es que el equipo no está maduro, no para mantenerse entre los primeros sino para alcanzar los puestos de liguilla. Y entonces de acuerdo, porque hay que saber jugar en todos los campos. Visto el partido de ayer.

15 de enero de 2007            Cerro Reyes (Badajoz), 3; Real Jaén, 1


227. Imagen y dineros

         Y así luego pasa lo que pasa. Que pagan justos por pecadores, y las condiciones de unos pocos se atribuyen a los más, olvidando la advertencia que hace el sabio de Gracián de que no debemos engañarnos sobre la condición de las personas, que es el peor y más fácil engaño. Todo el mundo conoce las manifestaciones que aderezó a un grupo de universitarios el presidente actual del Real Madrid, en las que sus jugadores (y se puede creer que, por extensión, los que forman parte de la élite) no salían muy bien parados: inmersos en un divismo excesivo, excepcionalmente acomodados a toda clase de ventajas y bulas en sus ingresos económicos, y por lo general sin cultura ni formación. Pero lo más significativo de este expresivo incidente no han sido ya las opiniones del dirigente madridista sino que, en más de una encuesta de esas que llevan a cabo los periódicos, la mitad de los votantes, unos cuantos miles, manifestaban estar del todo de acuerdo con las referidas valoraciones. Es decir, los mismos seguidores de los equipos, que de alguna manera generan esas condiciones de vida para los privilegiados, son conscientes a su vez del exceso que provocan. Mientras tanto la otra cara de la moneda la tenemos entre nosotros, a la puerta de casa, en nuestra propia tierra. Para los jugadores del Real Jaén pintan bastos en lo que es el primer nivel de exigencia que tiene todo empleado por cuenta ajena: cobrar el salario por el trabajo realizado. La imagen de personajes favorecidos, que no sólo no pagan sino que cobran por consumir, que ofrecen los jugadores que están arriba, choca de manera hiriente y sarcástica con la de quienes andan con dificultades en otras categorías. Y es razonable y legítimo imaginar que ya empiecen a peder la confianza en el mayor accionista porque no es la primera vez que acontece tal desarreglo. Incluso, dadas las carencias económicas que no dejan de asomar, también muchos aficionados empiezan a ver grietas peligrosas en lo que parecía un proyecto sólido a cinco años vista. Mientras, ayer el equipo recorrió un buen trecho hacia los puestos de privilegio y es de esperar que ese estupendo tono de esplendor, triunfo y brillo anime de una vez por todas a la gente, se produzca un clima de entusiasmo colectivo, aumenten los ingresos, y gratifique emocionalmente por fin a quienes han salvado a la institución de su final. Amén.
  
22 de Enero de 2007            Granada, 1; Real Jaén, 2


228. Lo que costó

         Y lo que está costando. Lo que costó al Real Jaén ganar al último clasificado de la división y lo que está costando entrar de una manera definitiva entre los privilegiados lugares de liguilla. Como se ha dicho tantas veces, dos son los factores fundamentales que se necesitan para alcanzar algún objetivo: el esfuerzo humano y unas condiciones suficientes que no impidan esa voluntad y esa decisión. El partido de ayer domingo suponía un ejemplo claro de cómo el éxito viene cuando aparecen ambos requisitos, que era lo que esperaban todos los aficionados al Real Jaén. Lo del empuje en los profesionales, como se decía en la mili, se daba por supuesto y además así ocurrió. Nada que objetar al esfuerzo que hicieron los jugadores en el campo, con mayor o menor éxito, que eso es otra cosa. Pero en cuanto a las posibilidades objetivas del mismo lo más significativo es que confluían, por azar, dos circunstancias relacionadas entre sí, que hacían singular y curioso el encuentro. La primera era que, después de mucho tiempo, el Real Jaén, ganando, tenía la posibilidad matemática de alcanzar puestos de liguilla cuando menos aunque fuese empatado en el quinto lugar. La segunda condición, que el rival que se presentaba en el campo de la Victoria (donde ahora además la trayectoria del equipo es magnífica) en principio, por lo que hasta el presente ha hecho en la liga, era el más asequible con el que se podía encontrar. Por las razones que sean, que a nosotros no nos incumben, el Málaga B ofrecía, y ofrece, un muy escaso rendimiento deportivo, lo que favorecía considerablemente las posibilidades para los nuestros. No se trataba desde luego de recordar aquello de que así se las ponían a Fernando VII, que tampoco hay que exagerar y ya se vio en el encuentro, porque, como era de esperar, los malagueños, jóvenes con ansias de mejorar y situarse bien en la profesión, se sabía que iban a poner todas su dificultades. Pero no se podía negar sensatamente que resultaba de antemano, como dicen los economistas, una coyuntura sumamente favorable, un valor añadido, para llegar por fin a estar entre los elegidos. A ese tipo de coincidencia le llaman los filósofos azar eventual. Y así ocurrió. Aunque muy por los pelos, también como en la mili, hay que recordar aquello de “sin novedad, mi capitán”. Es decir, lo previsto.

29 de Enero de 2007      Real Jaén, 1; Málaga B, 0