FEBRERO 2006


179. Partido de tópicos

         Nadie espera de manera razonable que en una obra de teatro los actores cambien a su libre albedrío el texto que ya está escrito de antemano. O, en el cine, el guión que está previsto cumplir. Si uno asiste a una función y ha leído antes la obra, ya conoce con detalle lo que va a pasar: el que sale al escenario no tiene, naturalmente, capacidad de modificar el argumento que el autor puso en su relato cuando escribió la obra. Todos sabemos que, siempre que se represente la ópera, Carmen morirá a manos de don José y éste después se lamentará de haberlo hecho. Y lo mismo acontece en cualquier película de género a la que uno decida acudir. Pues algo así ocurrió ayer, a juicio de algunos aficionados, en el partido que jugaron el Linares y el Real Jaén. Todo lo que había que hacer estaba como escrito y anotado de antemano. Como en un rígido protocolo, desde el primer momento ya se conocía el proceso y todo se cumplió al pie de la letra. Pero no sólo durante el tiempo de juego sino en los prolegómenos de los días anteriores, en la preparación del partido, el desarrollo del juego y hasta en el resultado y las explicaciones deportivas. Ambiente de especial empuje en los medios de comunicación durante la semana previa y grandes espacios dedicados al acontecimiento deportivo y social; número de asistentes ya casi no recordado en La Victoria; piques grupales más o menos organizados y entrenados; una cierta tensión en el juego que causó más de un error impensable, y un resultado que llaman los expertos acomodado a un partido de estas características, de una especial rivalidad. Lo anunciado y lo que corresponde en un caso como éste. Pero eso no quita méritos de ninguna manera a la capacidad artística del intérprete. Los protagonistas han sabido cumplir con extraordinaria perfección lo que tenían que hacer. Pero los tópicos y el destino tienen también su poder y no es fácil luchar contra ellos. La singularidad de un partido como el de ayer exigía que se cumpliera todo lo que correspondía a un derbi porque de otra manera ni derbi ni nada. Bien es verdad que alguien que no haya asistido al partido puede decir que esa película ya se la sabía. Pero el encuentro de ayer no podía ser como un domingo cualquiera. Hubiera perdido prestigio. Como decía Gracián, hay que tratar siempre con gentes de principios.

6 de Febrero de 2006.         Real Jaén, 0; Linares, 0.


180. Unas tapas

         En las papeleras que hay alrededor del campo del Alcalá de Guadaira, donde el Real Jaén jugó y ganó ayer, la gente coloca una tabla, que se convierte en mesa portátil, y en ella pone los embutidos que traen de casa. La bota la cuelgan en una esquina a disposición del grupo. En las dos barras del estadio hay cerveza, vino y hasta unas tapas, que se ofrecen calentitas y todo. ¡Un verdadero aperitivo en torno al fútbol, que parece una excusa para pasar un rato de convivencia! Los partidos, claro está, se celebran normalmente por la mañana ya que tiene que notarse la influencia de los grandes equipos sevillanos, y es casi seguro que ha sido de ahí de donde ha debido surgir esta específica y singular liturgia, probablemente más social que deportiva. O ¡vaya usted a saber! El ambiente es cálido: hace una mañana estupenda, sin demasiado sol pero con una luminosidad extraordinaria y acogedora. Y la gente no puede ser más amable ni respetuosa con los escasos visitantes que desde luego pueden expresar con toda libertad y sin que nadie se enoje ni ponga mala cara, sus preferencias y su afecto por el Real Jaén. Incluso la expresión del presidente, que por cierto cada vez parece más relajada y sobre todo aliviada, resultaba cálida, chispeante y feliz. Decía Ramón Gómez de la Serna en una afamada greguería que hay quien se reserva para dar limosna sólo a los pobres que haya en la puerta del cielo. Pues en Alcalá de Guadaira no tienen tanta paciencia y halagan con naturalidad y llaneza a los que vienen a su encuentro. Y tampoco se enfadan demasiado cuando la veleidosa y antojadiza fortuna les proporciona un desplante y casi regala a nuestro equipo el triunfo final. Ya lo dicen los cronistas: si en la primera parte hubo un equilibrio consolidado en el juego, en la segunda fue el equipo de casa el que el que hizo toda la tarea, y la primera vez que el Real Jaén se acercó a la portería contraria, casi al final, fue cuando hizo el gol del triunfo. Y en ese recodo último hasta estuvo a punto de aumentar la diferencia. ¡Lo que es la vida! El ambiente, humano y físico, era tan amable y acogedor que a más de uno le quedó la duda de si el resultado fue un gesto de delicadeza de la buena gente que había por allí. Como resumen, trayendo de nuevo a Gómez de la Serna, podemos decir que hizo tan buen día que todas la llaves se fueron de paseo.

13 de Febrero de 2006.         CD Alcalá, 0; Real Jaén, 1.


181. Cuesta arriba

         Ya lo resaltan los periodistas profesionales en sus crónicas e informaciones: de pronto, como quien no quiere la cosa, el Real Jaén se encuentra, en la segunda vuelta de la liga, con una estadística de resultados que resulta la mar de interesante. No es que tenga un valor maravilloso, sobre todo por el escaso número de jornadas que se computan pero merece destacarla con un prudente ¡hurra!, porque la cosa se empieza a animar. Con el triunfo de ayer ante el equipo de Cuenca, -que el año pasado estuvo en un tris de ascender de categoría mientras que ahora corre el peligro de todo lo contrario-   el caso es que en estas cinco primeras jornadas de lo que va de segunda vuelta el equipo ha conseguido la interesante cantidad de 10 puntos, por cierto un par de ellos más que en el mismo período de la primera vuelta. Y si en aquel momento, recordarán los aficionados, el ambiente que se empezó a vivir era de alegría y de mucha esperanza, ahora, que estamos incluso un poco mejor que en aquel momento, hay que empezar a animar el cotarro. Aunque ya se sabe que de los escaldados salen los avisados y que después del fiasco de entonces más de uno tratará de nadar y guardar la ropa no sea que de nuevo haya algún tropiezo en el desarrollo de la cuesta arriba a la que se enfrenta el Real Jaén. Cuesta por cierto bastante empinada, larga y estirada a causa de los múltiples tropiezos y tropezones sufridos durante demasiado tiempo en lo que llevamos de temporada. Por eso hay que aprovechar estos triunfos y los pasos que se vayan dando hacia lo alto de la clasificación para animarnos todos. Los datos de estas cinco jornadas, además, después de la reorganización del club y del equipo, confirman la voluntad decidida del nuevo proyecto. Es necesario que el grupo social que anima y apoya al Real Jaén vaya acostumbrándose a tener siempre presente el horizonte de éxitos que el club ha puesto sobre la mesa, porque en esto del fútbol ya se sabe que hay mucho de voluntarismo y el entusiasmo colectivo es una fuente muy importante de triunfos. Y para eso no hay mejor momento que oportunidades como ésta en la que el equipo empieza a subir peldaños. No vaya a parecer que soñamos porque ya no estamos acostumbrados y se nos habían olvidado estos lujos. A lo mejor es verdad ese refrán de nuestra tierra que asegura que con el tiempo y una caña, se es el amo de España.

20 de Febrero de 2006.         Real Jaén, 1; Conquense, 0.


182. Los locos de Cartagena

Los que el pasado mes de Enero decidieron ir nada menos 
que a Cartagena con todas las dificultades del viaje
 pasaron al mes de siguiente por Zafra y luego
 acabaron constituyendo la peña “Orgullo Lagarto”.
Foto: Diario Jaén
         Que como todos saben, empezaron siendo cuatro (Antonio C., Alex, Cordobés y Jose) y ahora son ocho porque se sumaron otros cuatro (Juanmi, Buyo, Nacho y Ángel) viajaron el sábado a Zafra. Y bien que se notaba su presencia, además de sus buenas formas, que el entusiasmo y el buen humor no tienen por qué ir acompañados de gestos torpemente estruendosos. El caso es que el sábado estaban allí, en el partido que el Real Jaén jugó ante el Díter y que, al final, perdió contra todas las esperanzas: precisamente la circunstancia de que era, y sigue siendo, el colista de la clasificación y sólo había obtenido dos victoria en toda la competición, había abierto en los aficionados unas razonables expectativas que luego no se cumplieron. Mientras se jugaba, casi lo único que se escuchaban en el campo eran sus voces de ánimo a los giennenses. Un escritor humorista de la primera mitad del siglo pasado, Wenceslao Fernández Flores, que no entendía nada de fútbol pero que, desde el sentido común y la broma, escribió un libro sobre todo esto después de asistir durante unos meses a unos cuantos estadios, se agarró a lo del jugador número doce y defendió la teoría de que, cuando los equipos abandonan su sede, deberían llevarse también su público como se llevan sus zapatones, sus masajistas y sus piernas. Si esto no se hace, venía a decir, se rompe la equidad porque a la alineación le falta un puesto por cubrir y eso es dar una injusta ventaja al equipo contrario. O sea, todos los aficionados de un sitio para otro. Seguro que sin haber leído a este autor pero siguiendo esta doctrina, los ocho jóvenes, que viajan en dos coches particulares y forman el grupo de los locos de Cartagena, estaban allí, mojándose durante todo el partido y ocupando ellos solos y únicos lo que llamaríamos la zona de preferencia. El escaso público que acudió optó por situarse en la zona de tribuna para guarnecerse del viento y de la lluvia que, aunque no demasiado intensa, prácticamente nunca dejó de caer en el transcurso del partido. Lo mal de todas estas cosas es la vuelta: de noche, con una carretera que parece que nunca termina, desapacible además en esta ocasión. Y la derrota sobre los hombros. Pero entonces mostraron su grandeza: no ha podido ser, dijeron con calma y serenidad, será en otra oportunidad. Por supuesto que sí.

27 de Febrero de 2006.        Díter Zafra, 1; Real Jaén, 0.