JULIO 2005


148. La casa de cristal

         La tarea que los directivos de los clubes, especialmente de fútbol, tienen por delante es mucho más difícil de lo que pudiera parecer a primera vista. A quienes deciden dirigir una de estas entidades les vienen encima tal cantidad de cargas que los doce trabajos míticos de Hércules parecen una bagatela comparados a lo que tienen que hacer para salir adelante con éxito. Y no es que en principio sea tan complicado gestionar, con mayor o menor esfuerzo y tino, la organización y el destino de un club de fútbol. La dificultad extrema viene como resultado de la carga social y la repercusión de lo que hacen y lo que dicen quienes se encargan de esas cosas, de las consecuencias públicas y generales que se derivan de sus actos, sus trajines, de lo que se inhiben y lo que opinan porque todo eso forma parte del tinglado y sirve para animar o para desanimar a la masa social que luego es indispensable para el desarrollo del equipo.
Al fin y al cabo los partidos no se juegan en la clandestinidad y, si no hay afición, si no hay gente para ir al campo, se viene abajo todo el artificio (aunque por supuesto los dineros que aportan los aficionados apenas cubran una parte menor de los presupuestos). Sin embargo, por un montón de razones que no vienen al caso, su presencia es indispensable para la supervivencia de los clubes. Por eso es tan importante tenerlos enganchados en el proyecto deportivo y social. De ahí que lo que hacen, lo que declaran, las decisiones que toman los directivos se conocen como si vivieran en una casa de cristal en la que todo se ve y todo se sabe. Los que dirigen un club de fútbol acaban siendo, lo quieran o no, unos líderes sociales que han de tener presente en cada uno de sus movimientos las consecuencias que producen en los aficionados todas y cada una de las cosas que dicen o hacen. Manifestar, por ejemplo, como han hecho, que hasta que comience la liga no hay prisa en terminar de perfilar el equipo puede considerarse una señal de calma y prudencia pero se puede convertir también en una adormidera y una hibernación de las ilusiones deportivas de la afición. Y luego, cuando haga falta, a ver quién despierta a la gente. Además, con el calor que hace.

4 de Julio de 2005


149. Estamos a punto

         Lo interesante y decisivo de un eslogan es que enganche. No por supuesto de cualquier manera, (que ha habido veces en las que la popularidad del mensajero ha ocultado el material que trataba de vender) sino que sirva de vehículo eficaz del producto que se trata de hacer llegar a la gente, a los posibles interesados. Lo que no sea eso, es inútil y hasta un gasto improductivo. Para lanzar el próximo campeonato de liga y estimular a los aficionados, el Real Jaén ha elegido el eslogan “Estamos a Punto”, una expresión muy frecuente en nuestro lenguaje de cada día que tiene dos significaciones fundamentales. Una es estar listos, en estado de forma, con todos los preparativos acabados, como cuando pensamos empezar algo y decimos que ya todo está perfectamente organizado. La otra acepción hace referencia al tiempo, al momento adecuado y oportuno en el que algo debe producirse para que tenga resultados buenos, óptimos. Unidos estos dos significados, “estar a punto” viene a ser una situación fantástica, de ensueño, de padre y muy señor mío: dispuesto lo necesario y conveniente, empezamos ya, sin aguardos ni retrasos, que la impaciencia cuando todo está preparado y se retrasa suele producir ansiedad. ¿Quién no ha soñado alguna vez en tener listas las cosas de esta manera cuando manejamos algún proyecto a la vista: un negocio, un ligue, una comida especial o un viaje? ¿O simplemente una fiesta de cumpleaños?  Desde este punto de vista, la frase está bien seleccionada, parece buena la elección y es razonable pensar que triunfe. Pero ya se sabe lo que pasa con los mensajes publicitarios: pueden poseer las mejores garantías de éxito y luego fracasar en su intento de llegar a la gente. Por supuesto que es imprescindible un buen tratamiento publicitario: si no se mima y se trabaja rigurosamente en su divulgación, el mejor mensaje puede resultar baldío e ineficaz. Pero después viene lo otro, que seduzca, que embelese, fascine y enamore. Y eso es ya otro cantar. Todo eslogan encierra un elemento irracional que está más allá de la voluntad de su creador. Aquí entramos ya en la magia, en el misterio. Y desde esta perspectiva, sólo vale desearle suerte y éxito.

11 de Julio de 2005


150. La nueva plantilla

         Parece que el Real Jaén, para la próxima competición liguera, tiene prácticamente confeccionada la plantilla, formada por jugadores que llegan nuevos, después de que la mayoría de quienes estuvieron en años anteriores hayan abandonado el club. A lo que se ve, la entidad ha optado por las novedades, lo de borrón y cuenta nueva, renovarse o morir, y otras afirmaciones por el estilo. Cuando nos acerquemos a La Victoria, tendremos que poner en funcionamiento las neuronas para conocer y reconocer a nuestros jugadores y, después, poder advertir sus cualidades técnicas, deportivas y temperamentales, en el terreno profesional, por supuesto. Habrá que averiguar quién recibe menos tarjetas, quién arriesga más en su puesto, cómo se desenvuelve cada uno a la hora trabajar en equipo y otras muchas peculiaridades que sirven a los aficionados para tener esperanzas de juego y resultados, y como objeto de discusión y conversación. Esa es la decisión de la directiva, en lugar de mantener la estructura básica del equipo del año pasado. Una política de empresa que a más de uno probablemente le haya causado alguna preocupación futbolística. Porque en el fútbol, como en otras muchas actividades de la vida, circula como aconsejable la teoría de que no se puede estar siempre empezando de nuevo, que eso es una falta de sabiduría. Pero parece que lo que en el fondo ha pasado es que el club se ha visto en el menester de hacer de necesidad virtud. Por las declaraciones públicas de los responsables, la directiva no se ha inclinado por la renovación porque le convenciera más esa estrategia. Lo ha hecho porque no tenía otra salida económica. ¿Con qué resultado? Ejemplos para lo uno y para lo otro los hay a montones. El caso del Levante el año pasado ha sido citado una y mil veces como modelo significativo de cómo un equipo nuevo, al principio de la competición, funciona espléndidamente y, luego, una vez articulado, cae en picado, una experiencia que ha roto todas las teorías sobre la compenetración de los jugadores. Esperemos que ese sea el caso del Real Jaén y que, después de una renovación forzada por la carestía, explote en calidad. Pero para toda la temporada. Amén.

18 de Julio de 2005


151. La oveja negra

         Un amigo mío está plenamente convencido de que, para que algo triunfe de manera rotunda, un camino cierto y seguro es prohibirlo. Vetar la celebración de algún acontecimiento es el mejor camino para asegurarse un lleno. Es lo que suele pasar con la venta de un libro o un disco censurado: éxito total. Pues de acuerdo con esa teoría, que se prohíban los partidos de fútbol del Real Jaén y seguro que La Victoria se va a quedar pequeña. Probablemente sería más rentable a los directivos en ese caso ocupar su tiempo en persuadir a alguna jerarquía para que promulgue una orden de suspensión que andar convenciendo a unos y a otros para que se hagan socios. Al fin y al cabo decía Azorín que en España el vocablo mandar ha sido siempre sinónimo de prohibir y por tanto estamos ya todos muy acostumbrados. Lo malo (porque todo tiene su lado negro) es que después de emitir la orden esa tal autoridad sin duda sería, cuando menos, lapidada. Y eso, naturalmente, no le gusta a nadie. Como recordarán algunos aficionados, esta historia ya ha ocurrido hace un par de años en la capital asturiana: cuando el Oviedo CF descendió, por deudas, a la Tercera División, el alcalde, enfrentado desde mucho tiempo antes con la directiva, decidió promover un club alternativo con los mismos colores y un nombre parecido, Oviedo ACF. Fue la señal de alarma. Y mientras la asistencia de público al equipo promocionado por el alcalde nunca pasó de unas docenas de personas, a los partidos del Oviedo CF, como nunca se había visto en esa categoría, cada domingo acudían miles de espectadores, normalmente más de veinte mil, y además con pancartas y en manifestación. Monterroso cuenta que en un lejano país existió una vez una Oveja negra que fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque, y así cuando aparecían ovejas negras eran pasadas por las armas para que las futuras generaciones pudieran ejercitarse también en la escultura. Por eso la autoridad que firme la prohibición no tiene que preocuparse: pasado un tiempo razonable le levantarán una estatua, y eso será lo que se haga siempre que el club pase por dificultades.

25 de Julio de 2005