144.
Los canteranos
Los canteranos del Real Jaén, por su
esfuerzo, su carácter triunfador y la ilusión de cada jugada, han conseguido un
verdadero triunfo social. Como consecuencia de su entusiasmo y sus cualidades,
han recitado en este último campeonato un espléndido poema deportivo. Nada hay
que desmerecer de aquellos a quienes llamaríamos veteranos, pero para todos los
seguidores del equipo los nuevos han jugado (nunca mejor dicho) una tarea
lujosa y relumbrante en el período en el que han intervenido con regularidad.
Precisamente hablando de quienes empiezan, cuenta Valdano que en su primer
entrenamiento con los profesionales de su equipo, que eran grandes del fútbol,
envuelto como estaba en un cierta inquietud por la emoción del momento, recibió
un reproche de uno de ellos cuando le pasó el balón: chaval, le vino a decir,
el pase tiene que ir al pie; si no, dedícate a otra cosa. Ese puede ser el busilis.
Porque cuando se compite con profesionales curtidos, la fogosidad más que una
virtud puede ser un inconveniente y estar reñida con la eficacia, de lo que nos
ha llegado algún ejemplo. Como es lógico y natural, a los canteranos les falta
aun una cierta solvencia técnica que los aficionados hemos percibido más de una
vez y que se manifestaba en determinadas jugadas singulares que requerían un
cierto relieve técnico. Desde luego que los expertos dirían cosas mucho más
interesantes sobre esta apreciación pero los aficionados, desde el entusiasmo y
el afecto por quienes ponían el alma en cada jugada, lo hemos notado. Y es que,
como nadie nace sabiéndolo todo por más que su inclinación natural le facilite
el conocimiento, la experiencia y la práctica rigurosa acaban siendo
imprescindibles para el mejoramiento personal y profesional. Dice el conocido
viejo refrán que las cualidades que la naturaleza niega a un individuo, no se
consiguen ni acudiendo a las universidades más prestigiosas. La impresión que tenemos
algunos aficionados es que los jugadores llamados canteranos están dotados del
fundamento necesario para triunfar en la profesión que han elegido. El problema
le podrá venir a quien no sea capaz de reconocer cómo son las cosas y, desde
una prisa innecesaria, piense que ya está todo hecho.
6
de junio de 2005.
145. Todos los beneplácitos
Algo
de razón tienen quienes aseguran que para un comentarista de acontecimientos
resulta mucho más fácil el trabajo si las cosas se complican que cuando todo
transcurre bien y sin alteraciones en lo previsto en el libro de ruta, porque a
fin de cuentas la normalidad, salvo en casos contados, nunca es noticia. Y esto
es lo que ocurre en torno a la Fundación puesta en camino por el Real Jaén: de
manera no acostumbrada, todos coinciden en elogiar y alabar una iniciativa
social. Pocas veces se ha dado un acuerdo tan universal y tantos beneplácitos
juntos. Raramente ocurre que una propuesta pública acoja tantas conformidades y
tan desacostumbrados plácemes, una circunstancia que requiere ser destacada por
encima de todo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, y en este caso no ha
quedado ningún protagonista ni institución alguna en reconocer lo acertado de
este impulso. La fundación que el Real Jaén ha puesto en camino es desde luego
sorprendentemente buena. Parece razonable, y sería lógico que así fuera, que
también preste algún servicio al club y a la entidad. Seguramente así lo
piensan los directivos y esta función de autoayuda no sólo no desmerece del fin
primordial sino que muestra el sentido común de los dirigentes que han ideado
este servicio a la comunidad. No están reñidos ni son incompatibles los
beneficios que el Real Jaén pueda percibir de este nuevo quehacer con su tarea
y disposición a colaborar a la educación y la formación de los jóvenes mediante
el deporte. Como los mac guffin que le servían a Alfred Hitchcock de pretexto
para contar sus historias, esta rara unanimidad es noticia en sí misma no sólo
por lo inhabitual sino porque muchas veces uno empieza a cansarse de tanta
discrepancia ideológica, y resulta higiénico que de vez en cuando todos
coincidamos en las mismas ideas e idénticos proyectos. Pero aun no hemos hecho
nada. Un viejo adagio filosófico latino dice que sólo del hecho de que algo
realmente exista se puede concluir su posibilidad. O sea, que la Fundación será
real y no un cuento cuando los beneplácitos se conviertan en apoyos reales y
contables. ¡Ojalá no sea entonces el llorar y crujir de dientes!
13
de Junio de 2005
146. La sensatez y el ruido
La
sensatez ha sido sin duda el santo y seña de la actual junta directiva del Real
Jaén. Como a cualquier persona o colectivo, se le podrán censurar o criticar
algunas de sus actuaciones pero difícilmente sería justo negarles el deseo y el
propósito de poner algo de racionalidad en el atropellado mundo de la gestión
del fútbol. Desde que se hicieron cargo del club, los dirigentes no sólo han
manifestado su intención de regirse por principios de actuación juiciosos y
ponderados sino que, de acuerdo a lo que se conoce desde fuera, su práctica ha
sido un canto permanente de fidelidad a la cordura y al rigor. Y en esta línea
siguen trabajando. Por lo que dicen en sus manifestaciones, no están dispuestos
a componer, para la próxima temporada, una plantilla con la que después no
puedan cumplir los compromisos contractuales firmados ahora. No parecen
interesados, según confirman en sus declaraciones públicas, en construir un
equipo de papel cartón que luego se desmorone a la vuelta de la esquina
simplemente por falta de pago. O sea de nuevo la cordura como coherencia
lógica, pausada y precisa. Sin embargo, como ocurre en casi todos los aspectos
de la vida, las cosas tienen una doble cara, más de una perspectiva y esta
actitud, que en principio parece irreprochable, encierra otro aspecto que ni es
una bagatela ni puede dejarse a un lado sin más. Porque, si es verdad que no
hay equipo si éste no tiene una mínima solidez económica, también lo es que no
lo hay acontecimiento deportivo de importancia si, al final, son cuatro (desde
luego sesudos, circunspectos sin duda, y por supuesto tan sensatos como los
directivos) los que se hacen socios y luego van al campo. Por supuesto que esto
es más difícil que la cuadratura del círculo pero ¿se imaginan un público en el
que todos sus componentes sean personas graves, juiciosas, comedidas...? No
podemos a confundir un partido de fútbol con un funeral. El problema es grave y
complejo: ¿cómo gobernar una entidad que necesita de la moderación y la
prudencia para sobrevivir cuando todo el ruido que hay a su alrededor es su
fuente alimentación? Ahora trabajan por dotar al proyecto de aspectos
importantes para salir de la crisis económica.
20
de Junio de 2005
147. Fútbol y viagra
Poca gente estará en desacuerdo con que
el fútbol es sin más matices ni observaciones un tirano de padre y muy señor
mío. Agazapado en que es una actividad deportiva en una época como la nuestra
en la que está de moda hacer ejercicio, y con el cuento y la excusa de que es
un deporte, la verdad es que este fenómeno social se ha ido imponiendo poco a
poco y como quien no quiere la cosa en nuestras sociedades hasta el punto de
que condiciona bastantes de nuestros comportamientos. Bies es verdad que, como
ocurre en estos casos, al final siempre aparecen los capitalistas de turno que
acaban transformando en un buen negocio lo que al principio no era más que un
sencillo e intrascendente entretenimiento y por ello se convierten en
patrocinadores y padrinos de lo que les produce beneficios. Pero, dejando a un lado
esta circunstancia (que en unos casos podrá ser valorada positivamente y en
otros de manera negativa), a día de hoy la inmensa mayoría de los ciudadanos se
ven sumergidos e influenciados por una actividad que se ha convertido en
principal dentro de las sociedades actuales. Incluso su prepotencia es tanta
que alcanza también a aquellos ciudadanos que, por ser totalmente ajenos a
cuanto ocurre en los campos de fútbol, se ven forzados a lamentar la opresión
que sufren con algo que no sólo no les interesa sino que les molesta
profundamente. Por supuesto que no es posible que todos los miembros de un
grupo social tengan los mismos gustos e idénticas aspiraciones. Lo normal es
que haya deleites dispares y a cada uno le agrade divertirse con prácticas
diferentes. Pero el fútbol se ha adueñado de tal manera del espacio social,
como gustaba decir a P. Bourdieu, que ha acabado siendo un caudillo déspota que
cada vez controla más ámbitos de nuestra vida pública y privada. Hace unos
pocos años se hizo público que la demanda de Viagra baja considerablemente en
Israel cuando empieza el fútbol, el
número de varones que piden la receta desciende en un 40%. Parece que en cuanto
empieza un partido los hombres pierden interés en el sexo, dice el doctor que
investigó el asunto. Y estando así las cosas, ¿cómo se gobierna este enredo en
estas circunstancias y condiciones?.