MAYO 2005


139. El nuevo La Victoria

La soledad de un eslogan con mensaje
Foto: Diario Jaén
En la espléndida y emotiva serie que este periódico, JAÉN, está dedicando al complejo fenómeno social (deportivo, académico...) de la demolición del viejo estadio de La Victoria y de la Escuela de Peritos, están apareciendo multitud de ideas, referencias y perspectivas, a las que en otro momento habrá que prestarles la atención que merecen. Ateniéndonos ahora exclusivamente a los valores deportivos y dejando a un lado los aspectos urbanísticos, políticos, sociales y cívicos que plantea, en todas las entrevistas está presente de manera más o menos explícita la comparación entre las ventajas y los inconvenientes de los dos estadios resultantes de esta operación. Para la mayoría de los protagonistas este contraste resulta de interés emotivo (Antoñete, en conversación con José Eugenio Lara, es quien ha planteado las palabras más terribles y vigorosas). No en balde el nuevo campo de La Victoria, o nuevo La Victoria, después de estos años (pocos, desde luego y esperemos que por escaso tiempo) necesita aun legitimarse como escenario de triunfos, de días de gloria futbolística y de testigo de alegrías de todos y cada uno de los que por una u otra razón o tarea lo visitamos. Las cosas son como son y, aunque existe sin duda la posibilidad de alguna reforma, de momento la manera en que está construido y la experiencia de lo que viene ocurriendo demuestran con creces que el Real Jaén no juega ni participa en competiciones en igualdad de condiciones que lo hacen otros clubes. La distancia y lejanía de los espectadores respecto al terreno de juego y el entorno general exige que los profesionales del equipo tengan que añadir un esfuerzo especial para compensar la deficiencia que presenta el campo. Cuando la financiación de alguna cosa se abastece, por ejemplo, de cuatro fuentes de ingresos y una desaparece, es obvio que las tres restantes, si quieren mantener el mismo valor, han de aumentar su contribución en una cuantía equivalente a la que lo venía haciendo la que se va. Y el nuevo La Victoria, como vemos tantas veces y habrá que analizar despacio, ha arrinconado el concepto de variante que se utiliza en los pronósticos.

2 de Mayo de 2005.                  Real Jaén, 0; Cartagena, 0.


140. El problema es la gente

El tambor se ha convertido en un elemento indispensable
 para animar a la afición     Foto: Diario Jaén
Probablemente el gradiente hacia abajo arrancó en Tomelloso, porque el empate anterior ante Écija, a pesar de todo, siempre se entendió como un punto de normalidad, dentro de la más pura lógica. La mala pata empezó en tierras manchegas cuando cientos de aficionados (aquello casi parecía La Victoria) tuvieron que volverse cabizbajos y, al parecer, con pocas ganas de repetir la experiencia, como ya se apreció en Badajoz y ayer en Zafra. De momento se ha debilitado y deshinchado (nunca mejor dicho) ese espíritu colectivo aventurero de acompañar masivamente al equipo con fanfarrias y ruido de alta percusión. ¡Con lo que había costado romper el techo de aficionados activos del Real Jaén! En fútbol se sabe que hay dos reglas para calcular y prever el número habitual de espectadores a los partidos: una, la división en la que se juegue (primera, segunda A, segunda B...) y otra, la posición que tiene el equipo no tanto en la clasificación cuanto en las posibilidades de futuro. En el Real Jaén, a la vista de las expectativas que poco a poco se habían ido creando, nos estábamos acercando a las referencias de segunda A cuando de pronto se ha roto, o al menos oscurecido un poco, el ambiente de euforia que se iba propagando porque el equipo en el momento cumbre de la escena no ha estado a la altura de las circunstancias. Después de acercarse tanto a los cuatro buenos, ha resbalado en el dintel mismo de la puerta. Sin duda alguna los profesionales han hecho todo lo que han podido y son los primeros afectados del desgarro. Nadie pone en duda su esfuerzo y su interés. La cosa ha sido la mala sombra, el enredar mucho y bien en la mitad del terreno de juego, con empuje y elegancia, pero olvidándose de lo que se llama portería. No porque les haya alcanzado el Alzheimer, que ellos son jóvenes y bien dotados, sino porque así son las cosas, en el deporte y en el fútbol. Pero ahora lo imprescindible y primordial es recuperar a la gente. Ya sabemos que el club tiene una parroquia, como dicen los clásicos, muy fiel pero es escasa e insuficiente. Para beneficio de todos no queda otro camino que seguir manteniendo, al menos, la ampliación que se estaba consolidando.

9 de Mayo de 2005.                 Díter Zafra, 3; Real Jaén, 1.


141. Tres

Un amigo mío, un tanto anárquico y revuelto, suele decir que no encuentra razones sólidas para explicar algunas costumbres de nuestra cultura. Concretamente piensa que no hay ningún motivo de peso para que terminemos las comidas con la fruta, con la excusa de que nos quede un buen sabor de boca porque esto no siempre ocurre así. Hay veces en las que el final de algún acontecimiento no ofrece precisamente las mejores cualidades y han sido las etapas intermedias las más agradables y placenteras. Esto puede pasar en una comida, en una relación afectiva y en un proceso negociador. Y desde luego está pasando esta temporada en la trayectoria deportiva del Real Jaén. Una primera etapa en la que nadie sabía lo que pasaba, probablemente ni siquiera los profesionales, pero la verdad es que los entremeses fueron enloquecedores, sin sentido, con traspiés infinitos y miradas permanentes al abismo, vamos, lo que se llama en lenguaje de cada día ir camino de la Tercera División. Después se reveló el período, digamos, victorioso y ganador: era el momento principal de la comida y todos llegamos a creer que esos sabores iban a mantenerse con más o menos calidad en nuestro paladar. Hasta creímos que habíamos encontrado la piedra filosofal para el éxito y la prosperidad. Pero de pronto, como si un diablo se hubiera infiltrado en la noche de nuestro proyecto, se ha empezado a oscurecer el panorama. Han llegado los postres y parece que todo está amargo, desnatado y sin fuerza. Después de algunos platos deliciosos y que hasta se rompiera el maleficio de La Victoria, da la impresión de que se ha perdido la brújula y no se sabe por dónde sigue el camino. ¡Y eso que los competidores nos están dando todas las ventajas posibles! De todo esto habrá que hablar despacio en su momento. Por ahora, como aseveran los sabios que el buen tono y el optimismo son una de las mejores recetas para una vida saludable y aun quedan posibilidades matemáticas de jugar la copa del Rey, podemos remendar una greguería de Ramón Gómez de la Serna que, a su vez, lo hace al refranero popular, en la esperanza de que nunca es tarde si la copa es buena. 

16 de Mayo de 2005.                  Real Jaén, 2; Talavera, 2.


142. Las últimas cuentas

         Aunque son las últimas, sólo de momento porque -a la vuelta de la esquina y casi sin darnos cuenta- ya estaremos otra vez en una nueva temporada calculando las posibilidades que tiene el Real Jaén, aun nos cabe hacer cuentas para ver si este año nos toca algún premio en la lotería de los campos de fútbol. A pesar del empate de ayer en Algeciras, aun queda una última oportunidad el próximo domingo para terminar con algún sentido, después de los desajustes con que empezamos el camino. Desde luego será necesario estar pendiente de los resultados de otros equipos (que ya tendría mala pata que los demás nos abrieran el camino y nosotros fallásemos) pero también el nuestro tiene una faena que llevar a cabo ya que sólo en caso de un triunfo habrá posibilidad de conseguir entrar en la copa del Rey. Precisamente a esa tarea de cuentas están dedicados nuestros vecinos de Córdoba por el peligro que tiene su equipo titular de descenso a nuestra segunda B: una situación angustiosa como esa invita a las cábalas y a los cálculos estadísticos. Justamente con este motivo el Diario Córdoba publicaba el otro día unos números fabulosos. Decía el periódico que, a la vista de los partidos que restan para terminar la temporada en esa división y teniendo en cuenta los posibles resultados de los equipos afectados por el descenso, el número de posibilidades que se daban era el de 45.756.792.454.961, una cifra que parece que puede leerse algo así como 45,7 millardos, etcétera. A la vista de las posibilidades que nos quedan para el domingo, no es desde luego, afortunada o desafortunadamente, ésta la situación del Real Jaén. Nuestros dígitos son más humildes, dadas las condiciones de nuestro club, pero son lo suficientemente interesantes para que la próxima jornada de liga tenga algún aliciente de interés. Hubiera sido una auténtica pena para este definitivo partido haber tenido que guardar la calculadora, por ser ya innecesaria para la clasificación. Eso fue lo que nos pasó hace cuatro temporadas, jugando en nuestra casa, mientras nos jaleábamos por la estupenda clasificación obtenida. Pero eran otros tiempos y, por supuesto, otro estadio.

23 de mayo de 2005.                    Algeciras, 0; Real Jaén, 0.


143. El día de la salud

         Por razones obvias todo el mundo ha acabado reconociendo al día de la lotería de Navidad como el del gordo, como el de la salud. Cada año, cuando nos damos cuenta de que nuestra vida no va a cambiar porque los números de la suerte no se han acordado de nosotros y los afortunados no pasan de unos centenares entre los que no nos encontramos, acabamos por aceptar nuestra ventura (¡qué remedio nos queda!) con tranquilidad franciscana y, para consolarnos, nos convencemos de que a fin de cuentas lo que verdaderamente importa es la salud. Pues algo parecido es lo que nos viene aconteciendo los últimos años a los aficionados y seguidores del Real Jaén: muchas esperanzas, bastantes ilusiones y suficientes expectativas desde el primer día en que empieza la liga y luego, al final, nada de nada, sólo la salud, que es lo realmente válido. Bien es verdad que esta temporada (lo que no había ocurrido en las últimas) hemos estado a punto de que nos alcanzara algún premio de importancia y casi tocamos la gloria, lo que ya es un paso significativo para ir consolidando un buen proyecto como el que hay, pero a fin de cuentas nos hemos quedado a dos velas. ¿Y el año que viene, la temporada 2005-2006 que justamente empieza hoy lunes? Pues, como siempre: volveremos a comprar lotería, repetiremos sueños y acudiremos a La Victoria a ver si los hados nos tratan mejor. Algo tendremos que cambiar como comprar los décimos en otra administración y hacer unos conjuros diferentes, pero en definitiva ¿qué podemos hacer sino persistir una y otra vez en el mismo agradable veneno? El humorista Wenceslao Fernández Flores aseguraba que la lotería nunca tocaba a nadie, que todo era una farsa: el Estado dispone, decía, de unos funcionarios cuya tarea consiste en aparecer por diferentes poblaciones, haciéndose pasar por unos felices ganadores del gordo. Pues nosotros sabemos por propia experiencia que no es cierta esa doctrina, que hay equipos que suben de categoría y queremos ser uno de ellos el año que viene. Y felicidades al Linares, que sí que ha pillado, cuando menos, un buen premio.

30 de Mayo de 2005.         Real Jaén, 1; Lorca, 2.