MARZO 2004


78. Ser grande

Para ser grande en cualquier orden de la vida hacen falta dos requisitos, la fortuna y el esfuerzo, es decir, la buena suerte y la voluntad de serlo. Sin uno de estos dos soportes, es vano todo intento. Los elegidos necesitan que los acontecimientos en los que se vean mezclados colaboren en sus propósitos y, al mismo tiempo, tienen que disponer de ánimo suficiente para resolver las dificultades y superar los obstáculos con los que se topen en su camino. Porque el hado, aunque sea favorable, siempre busca resquicios para probar las fuerzas de los que aspiran al éxito y a la gloria. Y aquí está, como decían los clásicos, el busilis, o sea, la clave para un final feliz.
Ayer fue un día de los que el Real Jaén tuvo la oportunidad de manifestarse como lo que todos deseamos. El partido ante el Lanzarote le permitió la posibilidad de demostrar que sabe vencer con aplomo y con acierto las dificultades que el azar le pone delante y que, por tanto, merece estar entre los grandes. Precisamente la irracionalidad y el sin sentido de lo que ocurrió hacía más difícil la aventura pero más valioso el premio. La actuación del árbitro fue la ocasión, que necesariamente tenía que ocurrir cualquier domingo, de demostrar poderío y fuerza. Pero se falló y no pudo ser.
         El equipo no fue capaz de manifestarse como un distinguido y mostró un estilo quebradizo. Parodiando el lenguaje de épica que gusta mucho a bastantes comentaristas de fútbol, podemos decir que los dioses le abrieron la esportilla para que se colara con los inmortales y, con el triunfo por bandera, empezara a considerarse a sí mismo como un grande, que es el camino imprescindible para serlo. Pero no fue capaz de subir los obstáculos y tendremos que esperar a otra vez.  
         La mala sombra añadida es que el grave desacierto ha venido a estropear la que hubiera podido ser una de las mejores semanas no ya del equipo sino del club, con el primer paso firme que se ha dado para que la entidad empiece a tener algo, que en el mundo de los negocios es lo mismo que empezar a ser algo. Que en este terreno, por lo que se ve, sí estamos en camino de ser de los grandes.

1 de Marzo de 2004                 Real Jaén, 0. Lanzarote, 1.


79. Las tristes tardes de los domingos

Las tardes de los domingos siempre han llegado envueltas en un tufillo sutil de melancolía y pesadumbre por lo que representan de vuelta al trabajo, tal como se entiende en la cultura judaico-cristiana, y de abandono de los placeres de la fiesta. Las tardes de los domingos siempre han sido un poco tristes. Bien es verdad que las cosas han cambiado tanto que casi nadie reconocería el ambiente dominguero de hoy en el de hace unos años pero, a pesar de las novedades, no se ha perdido del todo la atmósfera lastimera y apenada. Lo saben muy bien sobre todo quienes tienen tareas pendientes y necesitan ponerse al día.
         En ese contexto los partidos de fútbol y las quinielas aparecieron como un atractivo, ingenioso y divertido remedio a la situación. En el campo cuando el equipo juega en casa, por medios mecánicos –la radio, la televisión- cuando sale de visitante. En este segundo caso la novedad de poder seguir los partidos con lo que se llamaba el marcador simultáneo y especialmente por la radio resultó una manera interesante, casi revolucionaria, de cambiar el clima y darle otro aire a las horas de la caída de la tarde. Lo malo era la impotencia de la distancia y lo bueno el ejercicio talentoso de imaginar lo que realmente estaba ocurriendo en el campo, simplemente a través de las palabras. Más o menos como ahora, que, salvo el desarrollo técnico, las cosas están como estaban. 
         Pero este remedio para animar y alegrar un poco la desazón vespertina no siempre resulta eficaz. Antes al contrario, es muchas veces más una purga que un placebo, si el éxito no le va saliendo al equipo. Como ayer con el partido del Real Jaén en Badajoz. Una especie de sin vivir viendo, u oyendo, cómo pasaban los minutos y no había manera de ganar.
         La tarde por eso siguió triste y esta vez el fútbol no fue capaz de arreglarla ni darle ese tono de sonrisa que uno exhibe cuando ha ganado el equipo. Lo malo de todo esto es cuando uno se acostumbra a ver el fútbol desde un estado de ánimo determinado, como dice Javier Marías, si ese estado empieza a ser rutinario y las tardes de los domingos siguen siendo tristonas.

8 de Marzo de 2004.                   Badajoz, 1; Real Jaén, 0.


80. La teoría del buen huésped

         La hospitalidad es una virtud de la que alardean todos los pueblos y todas las culturas. No hay ciudad, colectivo o comunidad que no se tenga por amable acogedora de quienes deciden hacerle una visita, y la verdad es que todos nos esforzamos en atender con sumo cuidado y atención a quienes por uno u otro motivo vienen a nuestra casa. Al fin y al cabo, incluso por egoísmo como dirían algunos de los sociólogos más de moda en nuestros días, todos somos huéspedes en otros momentos y nos gusta que nos traten con la misma amabilidad con la que nos comportamos con los demás.
         Es lo que hizo ayer el Real Jaén en su partido con el Mérida, un equipo al que ganamos en su casa en la primera vuelta y al que, en justa correspondencia, ahora se trataba de compensar, como es propio de la gente de bien. Para no ser menos que ellos, era obligado devolverles la gentileza que tuvieron con nosotros en nuestra visita, comportándose como verdaderos anfitriones elegantes y donosos. Por eso les dimos todas las facilidades a nuestro alcance para que se marcharan contentos de nuestra hospitalidad. Wenceslao Fernández Flores, con ocasión de ver un partido en el que el equipo de casa perdía, lo cuenta de este modo: “bruscamente comprendí el verdadero significado del trance. Se trataba, sin duda, de dar pruebas de la vieja y magnífica cortesía española. Ya en una ocasión estudié el caso de un portero galante, que no se oponía a que la pelota entrase en su red. Pasen, por favor, y no sean tímidos: aquí tienen la portería a su disposición”, decía, “mientras los goles subían y subían al marcador”.
         Ayer no fue así porque, las cosas como son, el Mérida fue un equipo educado y modoso que no quiso abusar de la acogida, a pesar de que pudo hacerlo con toda facilidad en bastantes ocasiones. Le bastó con probar los obsequios de la casa y darse así por satisfecho.
         Pero el problema es que ser cortés con los visitantes es una virtud tan general que no hace falta exhibirla porque, como con aquello del valor en la antigua mili, es implícito, se supone siempre. El Real Jaén no tenía que haber hecho ese alarde, con lo que nos hubiéramos quedado con los tres puntos. ¡Con la falta que nos están haciendo!

15 de Marzo de 2004.                  Real Jaén, 0; Mérida, 1.


81. El lugar natural

Pensaban los antiguos, y, al parecer, no andaban muy equivocados, que en la vida todos tenemos un sitio propio, un rincón, una posición a la que ellos llamaban el lugar natural, el “locus”, utilizando una palabra latina que es la que aun se maneja cuando se habla de estas cosas. Opinaban que no es posible la existencia de personas o grupos que no dispongan de una localización propia porque eso sería quedarse sin referencias. Y como no conocían lo que en el lenguaje familiar llamamos la ley de gravedad, creían que, cuando la vida, como ocurre muchas veces, nos mueve de acá para allá sin que haya una fuerza aparente que empuje, es porque nos hemos salido del puesto que nos corresponde y estamos buscando nuestro lugar natural, nuestro “locus”. En la cultura general y popular ha permanecido la idea de que todos nacemos con una etiqueta determinada y tenemos un terreno propio.
El problema se presenta cuando nos equivocamos de territorio. A todos nos ha ocurrido más de una vez la experiencia de ese error, de darnos cuenta al entrar en algún sitio que ese no era nuestro ambiente, que estábamos de sobra. Incluso a veces, como pasa en muchas películas, ese error se paga muy caro.
Esto es lo que nos puede estar pasando con el Real Jaén. Que durante mucho tiempo creímos que su lugar natural era uno y ahora está resultando que estábamos equivocados, que es otro. Teníamos la convicción de que era entre los primeros de la clasificación, los mejores y, al parecer, es mucho más abajo. Por ese motivo, de acuerdo a las leyes naturales, el equipo para alcanzar su sitio está sufriendo lo que es, dicho a lo fino, un movimiento vertical descendente, o sea, una caída en picado.
Resulta triste recordar que esta reflexión es más o menos hija de otra, de contenido similar, escrita hace un año, el 17 de Marzo, cuando el equipo perdió en Cáceres con el mismo resultado de ayer. La posición deportiva es parecida. 
Lo malo es que de momento pocas medidas externas se pueden tomar. Menos mal que la junta directiva sigue con buenas maneras a pesar de que se le acumulan las desdichas. Esperemos que éstas confirmen aquello de que no hay mal que por bien no venga.

22 de Marzo de 2004.             Jerez de los Caballeros, 2; Real Jaén, 1.


82. Un PGOU para el equipo

         Como mucha gente sabe, un PGOU (acrónimo de Plan General de Ordenación Urbana) es un documento legal muy complejo que regula el uso y distribución del territorio urbano, señalando tanto lo que se debe, y lo que se prohíbe, construir, como las condiciones de espacio, lugar y demás características de las edificaciones de todo tipo y condición así como los viales. Porque encierra detrás demasiados intereses, sobre todo económicos, su tramitación es muy ardua y dificultosa pero es un instrumento imprescindible para definir y explicar qué se quiere hacer en una ciudad y de una ciudad, y cómo se pretende organizar la vida en común. Un PGOU es en última instancia un sistema de planificación y organización total colectiva y un sistema preciso de explicar y realizar lo que se piensa sobre las formas y maneras más adecuadas para una vida cómoda, relajada y, hasta donde sea posible, feliz de una comunidad.
         Consciente la junta directiva del Real Jaén de que para evitar la desaparición de la entidad es imprescindible tener patrimonio propio, ha planteado la construcción de una ciudad deportiva, y la Corporación Municipal ha iniciado los trámites para modificar parcialmente el PGOU de Jaén de manera que se autorice esta propuesta. Con ello el club, en declaraciones de su presidente, salva su viabilidad económica y deportiva, y de esta forma pretende iniciar un proyecto ordenado, eficaz y productivo, que al fin y al cabo es de lo que se trata cuando se gestiona una empresa que, además de serlo, representa una institución social de raigambre y peso sensible.  
         El equipo ha sido otra cosa. Precisamente lo que en la práctica le viene faltando es algo así como un PGOU, una manera completa y total, teórica y práctica, de planificación y organización que señale la ruta de manera consistente. Ya se sabe que el deporte es una de las actividades que encierran más imponderables, pero la imagen que queda ahora cuando, abandonado el objetivo A que era la liguilla de ascenso, estamos a tiro, después del triunfo de ayer, de alcanzar el B, o sea mantenerse en la categoría, es más bien de traspiés que de formas seguras y precisas. Dejemos las cosas así, pero habrá que ir comprando ya los cuadernos en los que anotar el PGOU deportivo para la temporada próxima.

29 de marzo de 2004.                        Real Jaén, 2; Melilla, 0.