166. Una hecatombe
Las cosas se habían complicado
últimamente y de manera grave para el Real Jaén. De estar a tiro de entrar en
los puestos de promoción de ascenso, en dos jornadas, como si todo hubiese sido
un castillo de naipes o un sueño primaveral, quedó a tres puntos del descenso
y, lo que es peor, de pronto, como hacía tiempo no se conocía por estos
andurriales, se generalizó una sensación de derrumbe total. Y no sólo por los
resultados sino porque precisamente, al hilo del estropicio deportivo, parecía
como si fuera verdad aquello que se dice de las malas rachas, que son como un
zarandeo del destino. El caso es que cuando los goles no se dan sino que se
reciben, se tiene la impresión de que todo lo que se hace, lo que se habla, se
planifica o se propone lleva directamente el mal fario y ayuda a torcer aun más
las cosas.
Andarse con tiento. Por eso en esas condiciones la única forma de evitar
que el infortunio siga aumentando es andarse con mucho cuidado y tiento, con
una exquisita cautela (aunque, para los supersticiosos, algún conjuro de
eficacia contrastada nunca viene mal y por si acaso),. Y, antes de tomar
decisiones, averiguar si estamos ante un desastre natural porque las cosas son
así y esto es lo que hay; si, por el contrario, en un ruina provocada porque no
se sabe manejar la situación; o puede que en un simple charco del camino, por
muy grande que parezca.
Pero seguimos en las mismas, que es lo malo. Y los aficionados de Jaén que se
llegaron hasta Villanueva de Córdoba se volvieron a casa con una tristeza
metafísica, es decir, tomándose las cosas con filosofía, como aceptando que qué
le vamos a hacer.
No
olvidemos sin embargo que una hecatombe era un sacrificio de cien víctimas,
normalmente bueyes, que los antiguos hacían a sus dioses con la esperanza de
que aplacasen su ira y su enfado con los mortales. Pues algo así habrá que
hacer a la Fortuna a ver si empieza a tratarnos de otra manera.
7
de Noviembre de 2005. Villanueva
de Córdoba, 3; Real Jaén, 2.
167. Un tentempié
Mientras
el Linares anda entre los primeros del aula y es un equipo sólido (de lo que
nos alegramos todos los giennenses), el Real Jaén se mueve como clase media,
cada día más baja, y con el agravante de que está por esos lugares de la
clasificación después de haber suscitado expectativas más halagüeñas en las
primeras jornadas de la liga. El cambio de imagen y de sitio se ha producido de
manera continuada y progresiva en los últimos partidos, en los que ha dado la
sensación de que el equipo es como una casa en ruinas a la que se le van
cayendo poco a poco sus estructuras: un día, las puertas; otro, el tejado...
Pronósticos. Algunos aficionados (sobre todo los que han tenido
la oportunidad de ver casi todos los partidos tanto de dentro como de fuera de
casa) ya venían fijando la atención en cómo se habían producido algunos de los
primeros resultados y sentían temor de que la racha de los triunfos por los
pelos pudiera quebrarse en cualquier momento. "Predecir es muy difícil,
sobre todo el futuro", aseguran que decía el gran físico Niels Bohr, en
frase feliz que todo el mundo le atribuye. Hacerlo a toro pasado es un deporte
al que casi todo el mundo se apunta. Pero la verdad es que hay errores que
incomprensiblemente se han venido repitiendo de manera permanente en casi todos
los partidos.
Algo es algo. ¿Algo se ha arreglado ayer? Aunque sólo haya sido un
aperitivo o un tentempié, podemos transformar lo negro en blanco y decir que es
un paso positivo el haber pasado de una serie de graves derrotas a un empate,
por mezquino y menesteroso que parezca. En la situación de penuria absoluta en
que está el equipo, algo es algo. Y aunque sus consecuencias contables apenas
cambian las cosas, por lo menos es como aquellos ponches antiguos que
levantaban el alma del que lo tomaba. O como el bálsamo de Fierabrás: que
mientras que a los estómagos delicados y comedidos, como el de don Quijote, le
curaba sus males, a Sancho, que comía ajo y cebolla, lo dejaba para el
arrastre. Y nos permite dejar para otro día, si las cosas aun empeoran más, el
anuncio del cataclismo universal.
13
Noviembre de 2005. Real Jaén, 0;
Ceuta, 0.
168. Tranquilidad
Después
del partido de ayer y el nuevo empate a cero del Real Jaén, (algo que casi se
está convirtiendo en costumbre) esta vez en su propio campo, hay que mantener
la calma y el sosiego. No ha llegado el fin del mundo ni se ha parado La
Tierra. Tampoco ha ocurrido ningún cataclismo, el Apocalipsis no ha empezado y
el suelo ni ha temblado ni se ha partido. Tranquilidad. Simplemente el equipo,
un colectivo profesional que juega al fútbol, ha dado un nuevo paso hacia atrás
en su disputa deportiva y nada más: el Real Jaén sólo ha conseguido un
escuálido punto. Pero ni ha llegado un nuevo tsunami ni ha arrasado la tierra
un meteorito como aquel que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años.
Por tanto calma, placidez y bonanza. Tranquilidad.
Alarmismo. Bromas aparte, no es ninguna tontería rebajar todo
el alarmismo que generan estas situaciones porque, casi sin darnos cuenta, los
aconteceres deportivos nos provocan disgustos y desánimos de alcance mayor que
lo razonable. Un desastre del equipo nos arrastra casi de forma automática a un
ambiente de desagrado que acabamos pagando con los amigos, la familia o
nosotros mismos. Y no tiene sentido esta angustia por algo que no es (como
tantas veces hay que insistir, salvo para los profesionales) sino un juego, un
deporte. Y no se pone en juego, nunca mejor dicho, ningún valor trascendente.
Por contentarnos de alguna manera, digamos que al Real Jaén no le están
saliendo las cosas, tendremos que esperar tiempos mejores, y debemos olvidarnos
de frases terroríficas como las de situación límite o cosas por el estilo,
auque la afición ayer reaccionó con indignación tras el nuevo empate a cero en
el estadio de La Victoria. Eso sí, habrá que cambiar la mentalidad y seguir al
equipo desde el convencimiento de que seguro de que, después de la tempestad
vendrá la calma, de la misma manera que tras el invierno llegan siempre la
primavera y el verano. Como en aquel famoso viaje de la antigüedad, que narra
la Odisea, Ulises acabó llegando a su casa de Ítaca a pesar de las trampas y
los escollos que algunos dioses enemigos le habían tendido. Y sólo lamentar el
infortunio inmerecido de una directiva y un presidente que, después de salvar
al club del desguace y su desaparición, no han encontrado aún la felicidad
deportiva. Que la tienen bien merecida.
21 de Noviembre de 2005. Real Jaén, 0; Baza, 0
169. Encaje de bolillos
José Aurelio Gay se hizo cargo de la dirección técnica
del
equipo como entrenador Foto: Diario Jaén
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Tareas y obligaciones. Un entrenador con funciones convencionales tiene
cuando menos que hacer la selección de jugadores a la hora de fichar,
naturalmente de acuerdo a las posibilidades económicas, organizativas,
objetivos propuestos y nivel deportivo en el que se halla el club; además ha de
cuidar de todos los aspectos humanos y técnicos, individuales y colectivos, de
los profesionales; también, por supuesto, establecer y dirigir tanto la
estrategia como la táctica, las pautas que deben seguir y a las que han de
atenerse los jugadores en el ejercicio de la practica deportiva; y a ello hay
que añadirle tareas (que algunos pueden creer complementarias pero que influyen
de manera definitiva) como dar una determinada imagen pública del equipo o
clarificar en lo posible los sentimientos de la afición, al menos evitando la
impaciencia ilusa o el derrotismos aniquiladores. Y ya, puestos a adjudicarle tareas, Rodney Marsh
aclara que todo lo que tiene que hacer un entrenador es tener felices a once
jugadores. Los once reservas. Los once titulares son felices, dice, porque son
titulares.
Nuevo entrenador. Éstos muchos quehaceres tienen que remendar los
entrenadores que pasan por los equipos (lo que nos exige cuando menos mucha
comprensión y respeto) y ha de empezar a hilvanar y zurcir el nuevo entrenador
que esta semana inició su trabajo en el Real Jaén, por cierto, con mala
fortuna, tanto por la imagen que dio el equipo en Algeciras como por el
resultado. Vamos, que hace falta mucho encaje de bolillos para coserlo todo y
hacerlo bien.
28
de Noviembre de 2005. Algeciras, 2; Real Jaén, 0.