57. Se ha equivocado demasiado
No
ha tenido la suerte de cara el hasta ahora presidente y mandatario absoluto del
Real Jaén y tampoco ha sabido acertar nunca en sus decisiones importantes, por
más que desembarcara en nuestra ciudad rodeado de sabios y circunspectos
asesores. El señor Gil Vázquez tuvo su primera y decisiva equivocación cuando
aceptó la oferta engañosa del Ayuntamiento porque ni las leyes ni los
procedimientos políticos ni los intereses mercantiles podían permitir las
contrapartidas que se le ofrecían. A partir de ahí todo fue un continuo
traspiés y acumulación de resbalones que acabaron en sus tres graves y
definitivos desaciertos. El primero fue no entender en absoluto toda la vida
colectiva llena de recuerdos, emociones e identidades que hay detrás de un club
de fútbol, lo que llevó a armar un equipo en el que la gente no se sentía
representada. El segundo error pareció siempre incomprensible en un empresario:
invertir a medias, lo que es lo mismo que tirar el dinero porque no origina
ninguna rentabilidad. El presidente pudo haber dirigido un club con
posibilidades de ascenso que le hubiera supuesto un triunfo social cuyas
consecuencias hubiesen sido muy beneficiosas, incluso en el ámbito comercial.
El tercero fue no darse cuenta de que el trato y la deferencia son valores que
al final todo el mundo agradece: el no aparecer por el campo, desinteresarse de
las menudencias cotidianas o el trato distante con los profesionales nunca ha
llevado al éxito. Ahora se va, parece que incluso con malos modos. A ver qué
hace el Ayuntamiento que fue quien le trajo.
6
de Octubre de 2003. Real
Jaén, 1. Universidad de Las Palmas, 0.
58.
Evaristo López Saavedra
Podemos simbolizar la
situación agónica y angustiosa por la que pasa el Real Jaén. Sobre todo porque,
al parecer, es una ocasión de esas que cabe llamar agridulces, en este caso
dramáticamente agridulces. Utilizando la vieja imagen de la desaparición de lo
antiguo y el amanecer de lo nuevo, el club está agarrándose a una salida no ya
más o menos imprescindible para sobrevivir sino a punto de alumbrar lo que en
principio puede llamarse pleno al catorce o póquer de ases. Porque, de
confirmarse toda la historia que cuentan, el panorama no puede ser en principio
más esperanzador. Un grupo de los nuestros dispuesto a dirigir al club no
parece sino un sueño. Y es en este contexto en el que uno percibe que se está
jugando, nunca mejor dicho, algo más que una triste continuidad. Por eso una
circunstancia como ésta empuja a recordar a personas, en verdad protagonistas,
que han compartido y comparten historia con el club y los sentimientos que
genera. Un ejemplo de ello es don Evaristo López Saavedra, socio del Real Jaén
desde el año 1940 cuando sólo tenía siete años, y que aun guarda orgulloso y
feliz el carné del año 1956, uno de la primera división. Personas y personajes
como el, y algunos otros con su mismo historial, justifican y explican el buen
humor que empieza a soñar en la boca de los seguidores y en la esperanza de los
profesionales que ahora en verdad esperan cobrar sus salarios, la sal de su
trabajo.
13 de Octubre de 2003 Lanzarote, 3, Real Jaén,
0.
59.
Y las perdices se escaparon
No acabamos de tener la
fiesta completa. Aunque pocos, por vaya usted a saber qué extrañas razones y
cuando las circunstancias parecían empujar a que hubiese más público, los
aficionados que acudieron el viernes al campo buscaban con esperanza y
extraordinario ánimo toparse con dos imágenes para la historia del Real Jaén.
Una, en el palco como confirmación pública de que el club había vuelto a su
lugar natural, a su sitio, y que ya teníamos un presidente como debe ser que, además
de otras condiciones básicas y primarias como pagar a los profesionales, va a
compartir los sentimientos colectivos al hilo de lo que nos depare la fortuna.
La otra era la de un marcador y un resultado que permitiera olvidar los últimos
disgustos y desastres deportivos. A un optimista de los que siempre hay por ahí
se le ocurrió la imagen de la pareja que empieza, de lo que pretende ser firme
pero únicamente es el comienzo de un camino. La parte del club, dijo cuando se
oyeron aplausos que festejaban la llegada del nuevo presidente, ya está
resuelta. Ahora falta la otra, la del equipo, que tiene hoy que confirmar que
todo lo anterior sólo ha sido un mal sueño, como un sonido roto de un
instrumento desafinado y que el propósito que confeccionó el equipo se hizo
bien. Y a ver si cada uno empezamos a cumplir nuestra tarea y de esta forma
acabamos, como en las fiestas, siendo felices y comiendo perdices. Pero no pudo
ser una jornada feliz del todo. De momento el viernes las perdices que nos
íbamos a comer salieron volando.
20
de Octubre de 2003.
Real Jaén, 0; Badajoz, 2
60.
La gallina y el huevo
Lo de la discusión de qué es
antes si la gallina o el huevo sirve perfectamente para aplicarlo al
desenvolvimiento del fútbol y en general a casi todo el deporte de competición.
Porque si se quiere organizar un club que tenga éxitos de resultados y un buen
hacer deportivo, lo lógico es preguntarse, a la hora de la planificación, por
dónde hay que empezar, qué es el tejado y cuáles son los cimientos del edificio
que se quiere construir, no sea que un error inicial de apreciación impida
alcanzar los triunfos esperados y deseados. Y aquí viene el dilema, que encaja
al dedillo a las circunstancias por las que pasa el Real Jaén en estos momentos
ya que, por lo que ha declarado el nuevo presidente, entiende la directiva, y
entiende muy bien, el club necesita dos cosas en verdad imprescindibles: unas
estructuras organizativas sólidas y el apoyo de la gente, de la afición, porque
si falta alguna de ellas se cae la casa por falta de base. El problema no
obstante está en la otra cara de la moneda y es lo que todo el mundo sabe por
experiencia: si el equipo no funciona, no gana partidos o se pierde en los últimos
puestos de la clasificación, ¿se animará la gente a acudir al campo, a hacerse
socio o únicamente seguirán los incondicionales? De momento sin embargo un
penalti de última hora, triple porque hubo de lanzarse tres veces, ha venido a
resolver, aunque sea provisionalmente, la cuestión porque por ahora tenemos
gallina y huevo. Es lo menos que merece la directiva que nos ha lanzado el reto
a todos nosotros.