157. Dos urgencias y un sueño
Ayer
se enfrentaron en La Victoria dos equipos de alta entidad en la categoría, que
pusieron sobre el terreno de juego, además de los puntos, una misma ambición.
Aunque con matices diferenciadores, Córdoba y Real Jaén sostienen urgencias
similares pero un mismo e idéntico sueño. Por razón de los últimos
acontecimientos que le han sucedido, como es el reciente descenso de categoría;
por su nivel económico y presupuestario (piénsese que en el Córdoba hay algún
jugador cuya ficha es equivalente a la de todo el equipo del Real Jaén); y por
el número de seguidores (casi diez veces más que en Jaén) las urgencias del
Córdoba son más ostensibles, mas relevantes y
hasta más ensordecedoras, y así lo constatan todos los medios de
comunicación locales que consideran al unísono que en esas condiciones todo lo
que no sea regresar este año a la Segunda División será un fracaso total. En el
Real Jaén, por el contrario, las urgencias se están viviendo de otra manera. No
es que no sean ansiosamente esperadas pero hay otra visión de las cosas: es
algo más interiorizado, como más sereno, estoico. La experiencia de estos
últimos años en Segunda B ha enseñado que las cosas en esta división son más
complicadas de lo que a primera vista pudiera parecer, que no es tan sencillo
ir avasallando por ahí como si los demás no jugaran o no tuvieran la
experiencia suficiente. E incluso que, siendo los mejores, tampoco ello asegura
el ascenso ya que al final todo se juega en un par de eliminatorias en las que
cualquier error o mala suerte puede dar al traste con todas las expectativas;
en el Real Jaén, que el viernes hizo una ofrenda floral a la Virgen de la
Capilla, sabemos que el presupuesto es casi el imprescindible para no cerrar la
casa; y desde luego el número de aficionados que acuden a La Victoria es
demasiado escaso. El sueño, sin embargo, de ambas entidades es el mismo: el
ascenso a la categoría superior. Y aunque la cantante cordobesa Vega, que actuó
para Jiennenses ilustres que organiza Diario JAÉN, aseguraba en Diario Córdoba
que los sueños no son para cumplirlos sino para soñarlos, una amiga mía,
cordobesista, piensa que los sueños son realidad, que tienen un poder
anticipatorio, y así la crean y la condicionan. Ojalá se cumpla.
5
de Septiembre de 2005 Real
Jaén, 0; Córdoba, 0
158.
Los pecados colectivos
Que de una u otra manera el
Betis y el Sevilla andan a la greña ya ni siquiera es noticia. Y tampoco lo es
que la convivencia entre ambos clubes de fútbol fluctúa, como las de cualquier
pareja de referencia (se puede recordar lo de mi dulce enemiga que decían los
poetas medievales refiriéndose a su amada), entre períodos mas belicosos y
otros más pacíficos en los que hasta se acaban besando. Ahora las relaciones
pasan por un momento tan delicado que hasta un jugador brasileño que pertenece
a la plantilla del Betis ha asegurado que en el partido del centenario que el
Sevilla jugó con un combinado de su país los jugadores sevillanos, consciente y
expresamente, trataron de lesionarlo. Gravísima acusación que tiene sentido
dentro del marco de violencia que -por lo que se percibe- de manera más o menos
solapada soporta el fútbol, no tanto entre los profesionales cuanto, sobre
todo, en los grupos sociales que viven en su entorno. Aseguran sin embargo
algunos expertos que cuando se producen, digamos, acontecimientos desgraciados,
éstos no provienen de los aficionados sino de pandillas en sí mismas fanáticas
que se aproximan al fútbol para buscar una excusa que les de sentido a sus
agresiones. Y puede que sea verdad. Pero lo que no reconocen estos sabios es
que, si ello es así, obedece a que estas bandas encuentran en el fútbol un
clima propicio que les facilita sus malandanzas y fechorías. Un clima que, como
en el caso de los pecados colectivos, parece que nadie crea, que no tiene
responsables. Y no es así del todo. Ya se sabe que el fútbol es contienda y disputa
pero deportiva y por tanto nada real, simulada, imaginativa, que no modifica la
vida ni el mundo. Pero hay demasiados insensatos que juegan con fuego por
acción o por omisión, por lo que la responsabilidad colectiva no es tan clara.
Muchos dirigentes circulan por ahí creando de manera necia fuegos y
beligerancia. De la misma manera que hay directivos, por cierto tan cercanos
como los nuestros, que, sin dejar de lado ese carácter de competición, saben y
practican el respeto, la camaradería y el buen humor. Porque a fin de cuentas
el fútbol no es, salvo para los profesionales, sino un pasatiempo.
12 de Septiembre de 2005 Linares, 2; Real Jaén, 1.
159. Los dos equipos
José Jesús Aybar finalizó la temporada anterior
e inició la
2005-2006 como entrenador del Real Jaén
Foto: Diario Jaén
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19
de Septiembre de 2005 Real
Jaén, 3; CD Alcalá, 0
160. Panaceite
Desde luego que nadie podrá negar que
los aficionados al fútbol sean una especie extraña, y hasta misteriosa en su
comportamiento social. Su proceder es tan sorprendente que viene exigiendo que
sesudos estudiosos ocupen su tiempo en mostrar cómo alguien es capaz de asistir
voluntariamente a una actividad en la que puede encontrar un sufrimiento
notable. Porque lo normal es que el público acuda a un espectáculo a solazarse
y a disfrutar y no a cargarse de sufrimiento y llevarse a casa el malhumor en
el alma. Pero así son las cosas y ese es el meollo, quizá morboso, de los
seguidores del fútbol. Hablando de esto el otro día, unos integrantes de
Panaceite (ese grupo musical tan conocido y querido de todos, que se mueve como
pez en el agua investigando la tradición y las costumbres, y tratando de
recordarnos los modos y maneras con los que habla desde antaño la gente de
nuestra tierra) repasaban los ya muy antiguos niveles de expresión y
desmoralización que llegan a alcanzar los seguidores tenaces del Real Jaén
cuando las cosas venían torcidas o muy perdidas. De menor a mayor son éstos: 1.
no han hecho ná; 2. ya no bajo más al campo; 3. voy a rajar el carné. Y puestos
a describir con una imagen tan sonora como real el abuso del equipo contrario
sobre nuestro equipo, una frase acostumbrada que describe la situación a veces
es ésta: “el nueve de ellos se ha fumado un celta encima de nuestra defensa”.
¡Lo que es la desesperación de los aficionados! Pero estos comentarios parecían
una premonición de gozo y alegría porque todos los contertulios estaban de
acuerdo en que la mayor satisfacción de un aficionado es poder soltarle estas
imprecaciones al equipo contrario (con todo el respeto, naturalmente) y esperar
la ocasión propicia para cantarla con delectación y júbilo al término de un partido,
por ejemplo ante el Conquense. Y así ha sucedido. Ayer, en el segundo tiempo,
los delanteros del Real Jaén se fumaron varios cartones en los defensas
conquenses y hasta hicieron cachas (otra manera plástica de expresión jaenera)
en la ciudad encantada. Ahora sólo falta que aumente el coro de los mil
doscientos socios para que las voces suenen mejor.