266.- HABLAR POR HABLAR

   Nos quedan siete días para hablar y enredar, que es lo único que está permitido a los aficionados

Fijándonos en el ritmo que llevan las competiciones futbolísticas profesionales, no es malo detenernos un poco en la aparente tontería de que, del montón de minutos que tiene una semana, únicamente noventa se dedican a jugar al fútbol. Podría ser de otra manera, como se hace otros deportes, pero es una consecuencia de la organización que en este momento rige todo el sistema y que lleva a que por lo general sólo se practique el juego algo menos de dos horas los fines de semana, quedando el resto del tiempo semanal para el palique y la conversación. No está extendido en nuestra civilización lo que cuenta el antropólogo francés Levi-Strauss, y que ya he referido en otra ocasión, que hacen en unas islas del Pacifico que aprendieron a jugar al fútbol: una vez incorporado como rito en el sistema de liturgia social de acogimiento, los equipos que representan a cada comunidad juegan entre sí tantos partidos como son necesarios para que al final todos ganen el mismo número de veces y haya equilibrio total entre las partes. No es aquí ésta la situación afortunadamente porque, tal como están las cosas, podríamos hartarnos de una vez por todas y llegar a aborrecerlo para siempre. Sin embargo es éste un desequilibrio que, si bien se mira, puede resultar extraño por lo reducido de la actividad principal que, se supone, es el propio fútbol y no la conversación sobre él. Pero así está montado el asunto y no caben revanchas inmediatas que, caso de ganarlas, servirían para aplacar la ansiedad y el disgusto que causa una derrota, como la de ayer en La Victoria. Habremos de esperar al próximo domingo a ver si mejoran los resultados y el juego, y encontramos alguna sonrisa por ahí perdida. Mientras, nos quedan siete días para hablar y enredar, que es lo único que está permitido a los aficionados como desahogo del desconsuelo y la desolación que este año, precisamente cuando menos se esperaba, ha caído sobre todos. Claro que ya dicen los psicoanalistas que el hablar es el primer paso para curarse de los disgustos. Porque de momento y desde la perspectiva de la grada no se ve solución a la realidad: siempre los mismos errores técnicos, idénticos desaciertos, y similares desajustes una y otra vez. Además en algunos detalles concretos parece como si se hubiera extendido un cierto empecinamiento que está muy lejos de resolver los problemas. Pero, bueno, todo esto es hablar por hablar. 
  
El tenista Andy Murray afirma revela que hay partidos amañados
En estos días en los que el tenis está de actualidad por el torneo que se juega en Madrid, se vuelve a poner sobre la mesa en el debate público una de las dos estafas e infracciones que arrastra el deporte: junto al uso de drogas, los acuerdos para acordar resultados. Y hablando del tenis, valdría recordar el dicho popular que asegura que en todas partes cuecen habas.

El ciclista Pereiro quiere dar a conocer su situación
Precisamente confirma la aplicación de este refrán el recientemente señalado como campeón del Tour del año pasado, Oscar Pereiro que declara que éstas están presentes en todos los deportes pero que es sólo en el ciclismo y en el atletismo donde están controladas. De todas formas, como en tantas otras cosas, no se ataca el fondo de los problemas y éstos siguen sin solución a la vista.  

22 de octubre de 2007
Real Jaén, 1; Granada, 2

(Con este resultado el Real Jaén hasta el último lugar de la tabla)
(Como anécdota curiosa, el Granada olvidó las botas y el partido comenzó media hora más tarde)