Es lo que al final le ha quedado a los seguidores del Real Jaén tras el partido del sábado pasado.
Sólo medio sueño después de llevar muchos minutos con el triunfo en el bolsillo y la expectativa de unas vacaciones navideñas espléndidas, como comentaba en el descanso un notable seguidor giennense. Sobre todo porque las cosas nunca pintaron bien: no se habían alcanzado los treinta segundos del comienzo del partido y ya nuestro portero había tenido que hacer un despeje de puños a media altura ante una muy peligrosa jugada de los sevillanos. Y no digamos en la parte última cuando el equipo local se mutó en un ciclón tratando de arrasar como fuera nuestra portería. Por eso sabía especialmente tan dulce, como de Navidad, el gol conseguido. Y es que haciendo de técnicos, podemos opinar que el actual entrenador domina y ejerce con una eficacia sorprendentemente acertada la tarea de sostener un punto cuando ve que más vale lo bueno que lo mejor, y que, por querer ser ambiciosos, el equipo se puede ir del campo de vacío. Lo que se llama aguantar, olvidándose de cualquier floritura para sorprender al contrario, es un trabajo que ejerce con sobresaliente habilidad, con brillante elegancia porque no es aquello que decía el antiguo argot del “autobús”. En esa función se expresa con un juego florido, propio de un certamen poético. Y no es una broma cariñosa ni muchísimo menos. Lo hace espléndidamente y por eso no produce demasiada angustia en quienes lo seguimos. ¡Ah! Pero en lo otro, en tratar de hacer gol la faena se torna imposible y así se vio en la ciudad sevillana: en todo el partido y, aunque puede parecer sorprendente, de sólo una ocasión manifiesta de gol dispuso el equipo, nada más que una vez tuvo el Real Jaén la posibilidad de hacer gol. Aunque el caso es que a fuer de afortunados supuso pleno acierto y la posibilidad de venirse a casa con el zurrón de los tres puntos. “¿Qué le ha pasado a este equipo”, preguntaban Lolo y Fali, (dos antiguos jugadores del equipo local Juventud cuando en esa ciudad los afectos y la afición deportiva se dividían entre dos clubes) “para estar donde está?, ¿qué le ha ocurrido?” Bueno, pues viendo cómo transcurrieron los acontecimientos y aunque no supone el comienzo del tirón hacia arriba, el punto conseguido el sábado también puede vivirse como un sueño y medio. Que es casi lo mismo, sólo cambiando de lugar la palabra “medio”.
Albelda, Cañizares y Angulo son una página del pasado
Es lo que dicho el entrenador del Valencia Koeman, después de que el club les hubiera dado la baja. Los tres citados jugadores se han sentido maltratados, quizá con razón, pero nadie recuerda que hubiesen protestado alguna vez cuando vieron que eso les ocurría a cientos de colegas suyos en todos los equipos, expulsados sin razón alguna y de mala manera.
De la tercera división madrileña a la liga de Chipre
El jugador Jorge Prado, del Humanes de la Tercera División, se marcha a jugar a la Segunda División de Chipre. Y lo hace no sólo con fines futbolísticos sino porque, tras estudiar una carrera universitaria, quiere perfeccionar el inglés, lo que demuestra que cada está más lejos la mirada torva a aquellos jugadores que leían libros en las concentraciones.
24 de Diciembre de 2007
Écija, 1; Real Jaén, 1
