278.- SUFRIR A GUSTO

      Pocos aficionados recordarán una jugada tan perfecta como la del segundo gol

Las películas de buenos y malos son uno de los mejores ejemplos de cómo los guionistas apuran el desarrollo de la acción antes de que lleguen los unos y  derroten definitivamente a los otros, los perversos. En la mayoría de las situaciones, la emoción del publico se va tornando en sufrimiento viendo que los perversos y viles malandrines están a punto de llevar a cabo sus malas intenciones cuando a lo lejos aparece el polvo de los caballos de los que van a resolver la situación. Éstos, que suelen comportarse como redentores que salvan al mundo de gravísimos peligros y, en algunos casos, de su destrucción, siempre acaban llegando en el momento preciso y más oportuno, cuando las cosas está a punto de torcerse para siempre. Bueno, pues exagerando un poco, algo así pasó en el partido de ayer en La Victoria. No es que los jugadores del Cartagena fuesen los malos (que sería injusto tratarlos de esa manera cuando ejercieron su profesionalidad lo mejor que pudieron y seguro que fue un despiste el incidente de no devolver por cortesía el balón al Real Jaén cuando éste lo lanzó fuera del campo para que se atendiese a su infortunado compañero Carlos) pero que, como era su obligación, durante la primera media hora del segundo tiempo sí que estuvieron a punto de amargar la vida a los aficionados con un sufrimiento que iba creciendo cada vez más en intensidad y fuerza. Quienes hayan seguido las incidencias del partido ya se pueden imaginar cuál era el tema deportivo de conversación en el descanso: no hubiera sido lo mismo ni mucho menos haber llegado a ese momento con la ventaja de dos goles y, visto lo visto, en el ambiente se notaba ostensiblemente su temor y preocupación. Hasta que el guionista dijo aquí se ha terminado de padecer: ya ha sido bastante y el público merece un buen premio. ¡Y de qué manera! Pocos aficionados recordarán una jugada tan perfecta como la del segundo gol. A lo mejor casi no había producido antes en el nuevo La Victoria. Pero ocurrió. Y los seguidores recibieron una dosis tan elevada de entusiasmo futbolero que les cubrió espléndidamente la angustia anterior. Fue lo que los especialistas llaman, cuando hablan de cubrir las necesidades después de un largo y pronunciado espacio y tiempo de carencia, la molécula de la recompensa.  Seguro que más de uno se marchó a casa dispuesto a volver a sufrir de esta manera y a la espera de disgustos al final tan placenteros como el de ayer.

Andoni Goikoetxea, el segundo futbolista más duro de la historia
El diario británico The Sun acaba de colocar al que fue defensa bilbaíno Goikoetxea como el segundo más duro de la historia del fútbol. Ha mejorado: en agosto The Time lo declaró el peor de todos, o sea, el mejor de los duros. Ahora es entrenador. Será interesante ver qué enseña a sus futbolistas y si les dice que se puede traspasar el límite de la deportividad y el respeto al adversario.

Aouate y Munúa, porteros del depor, a tortas en el vestuario
Se acaba de publicar un buen trabajo analizando la competitividad de los jugadores dentro del mismo equipo, a pesar de ese discurso convencional y melifluo de que lo que importa es sólo el equipo y demás. Y en las conclusiones se ha visto que el puesto de portero, por razones obvias, es el que genera más tensión entre sus especialistas. Lo acaban de confirmar los profesionales del Deportivo de La Coruña.

14 de enero de 2008

Real Jaén, 2; Cartagena 0