288.- SI LLEGA LA VICTORIA

Un gol del Real Jaén nos pone la arritmia del corazón a una velocidad supersónica

Un partido de fútbol es todo un mundo. Una realidad compleja y múltiple que además cambia de color y de energía al hilo de lo que va aconteciendo en el terreno de juego. Y así uno pasa del desánimo más absoluto, cuando  el equipo se equivoca o no consigue una jugada que al seguidor le parece clara y manifiesta, al entusiasmo, al regocijo y a la felicidad más grande si la cosa pinta bien. Y en medio de ambos sentimientos extremos, como si fuésemos juguetes de esa mano invisible que organiza el mercado de que hablaba Adam Smith,  uno se siente arrastrado en un juego infernal de emociones de manera confusa, mezclada y atropellada de aquí para allá en unos momentos por la desesperación, la confianza, la intranquilidad y la esperanza y en otros por el desaliento y el optimismo.  ¿Y cuando nuestro equipo, como ayer hizo el Real Jaén, mete un gol en la plenitud del partido? Aunque parezca mentira, como ocurrió en Mazarrón, un gol del Real Jaén nos pone la arritmia del corazón a una velocidad supersónica. Es como lo del pájaro en mano. Cuando se produce un gol a mitad del tiempo, uno ve el partido, dice Javier Marías, con la misma zozobra con que una madre asiste a la representación del colegio en la que por primera vez intervienen sus hijos: temiendo que vayan a equivocarse, que den un traspié... Un gol nuestro, del Real Jaén, dispara la tensión por miedo a perder el tesoro conquistado, es como ese jarrón de porcelana que uno teme se la caiga de las manos, que se rompa. En definitiva, son tantas las vivencias, sensaciones, impresiones y estremecimientos con que uno se maneja viendo un partido en el que interviene el equipo del que se siente seguidor que es como si toda una vida se concentrara en los noventa y tanto minutos que dura un partido, como si la fuerza y el mundo se iniciaran en ese momento y no existiera nada fuera de esa experiencia. Al final del partido siempre hay quien termina tan cansado o más que los jugadores. Lo malo se produce cuando llega la derrota y hay que irse a casa con el ánimo cargado sobre los hombros para que no se arrastre por los suelos. Pero si el resultado ha sido otro, el éxito y el triunfo han sonreído a profesionales y a aficionados, como ayer pudimos vivir durante una última media hora que no terminaba nunca, el cansancio ha merecido la pena. Y no importa aquel aforismo de Elías Canetti según el cual no se puede respirar cuando todo está lleno de victoria. 

CHAPARRO, TÉCNICO DEL BETIS, PECA DE IMPRUDENTE
Parece que el entrenador del Betis, Francisco Chaparro, que hasta ahora venía dando muestras de sensatez en el mundo loco del fútbol, esta vez ha cometido un error ruin e indigno, afirmando que el portero del Athletic, lesionado en un ojo por un botellazo, "se ha recuperado nada más saberse la sanción". La verdad es que el portero aun sigue de baja. 

KOEMAN RECONOCE LOS BENEFICIOS DE LOS TRIUNFADORES
El entrenador del Valencia ha reconocido el axioma universal de los beneficios derivados que sobrevienen a los vendedores. “Cuando se gana, se tienen muchos amigos”, ha dicho reconociendo la evidencia conocida de cuál es el criterio de verdad en el mundo del fútbol: “los puntos de vista son cambiantes en función de los marcadores”. 

24 de Marzo de 2008
Mazarrón, 0; Real Jaén, 1