312.- IMPARCIALIDAD

Los aficionados llegaron a convencerse de que el árbitro no quería de ninguna manera que ganara el Real Jaén

Pues menos mal que se ganó. El del sábado fue de esos partidos que hubiesen proporcionado un grave conflicto si en los minutos finales el contrario llega no ya a ganar sino simplemente empatar. Según avanzaba el partido, dos sensaciones iban presionando progresivamente en la mente y el corazón de los aficionados: una coyuntural y del día, otra a más largo plazo y además contradictoria. Las motivaciones internas que empujan a una persona a comportarse de una u otra manera, hablamos de la primera sensación, apenas se pueden conocer pero el sábado los aficionados llegaron a convencerse de que el árbitro no quería de ninguna manera que ganara el Real Jaén, vamos, en ningún caso. A lo fino desde luego, porque siempre se puede pitar un penalti en cualquier barullo y esa decisión queda inamovible para la eternidad, pero, analizando con calma el partido, se pueden apreciar bastantes y reiteradas ocasiones en las que el trato a los dos equipos no fue equitativo: además de la reiteración en señalar faltas y faltas contra la portería giennense fuera de toda lógica porque ambos equipos se comportaron más o menos de igual manera, jugadas hubo tan palmariamente equivocadas en su interpretación que parece imposible que obedecieran al deseo de ser objetivo, lo que no significa nada más que eso. La otra sensación, referida al Real Jaén, es contradictoria: aunque falta tiempo para madurar, los aficionados se fueron a casa esperanzados en que hay un gran equipo, como se pudo apreciar en la primera parte en la que se vieron filigranas propias de los equipos de los jeques árabes. Sin embargo a lo largo de todo el partido y, en especial en la segunda parte, quedó claro para los espectadores que el equipo adolece de una fisura grave y algún desajuste más leve. En todo caso, y sólo por lo que se vio, claro desde fuera, fue muy interesante para la teoría apreciar el simbolismo del último cambio que decidió el entrenador Terrazas. La imparcialidad es un intento de los seres humanos para no moverse con prejuicios, que suelen ser irracionales, y juzgar o comportarse con rectitud. Pero como la imparcialidad absoluta no existe, cada uno de los presentes el sábado en el estadio tenía derecho a su imparcialidad según el papel que representaba. El de los aficionados fue más o menos como se ha descrito, al menos el de algunos o bastantes. Pero aquí paz y después gloria con tres puntos más. 

PRESIDENTE DE TURQUÍA VA AL FÚTBOL A ARMENIA
Esta vez han resultado favorables las relaciones entre fútbol y política. Momentos dramáticos ha producido más de una vez pero en esta oportunidad ha permitido que Armenia reciba al representante de Turquía, causante, según la opinión mundial, en 1915, de un genocidio étnico en el que se calcula que murieron un millón y medio de armenios. 

INVERSIONES EN LA LIGA INGLESA
No van a crear tensión deportiva las locas inversiones de los jeques, a los que importa un bledo el asunto: están comprando un juguete para distraerse. Otra cosa es el daño de romper el mercado, despreciar el trabajo de profesionales, a quienes convierten en esclavos a su capricho, y zaherir los sentimientos de mucha gente, que transforman en claque para su entretenimiento.

8 de septiembre de 2008
Real Jaén, 3; Balompédica Linense, 2

(La “fisura” y el desajuste”, debidos a juicios negativos, sin duda precipitados, sobre algunos jugadores)