316.- DIOSES Y HOMBRES

Con el partido en Cuenca iniciamos otra liga, la de los mortales, la de los efímeros

Los seguidores del Real Jaén habíamos empezado en el séptimo cielo, ese estado  de completa felicidad que pertenece casi en exclusiva a los inmortales e imperecederos. Como si no perteneciésemos a este mundo difícil, duro y trabajoso, nos encontramos de pronto arrastrados a esas zonas del Olimpo donde dioses y hombres habitan en leal y agradable camaradería. ¿Qué más podíamos desear? El principio de la liga de este año, que por supuesto esperábamos glorioso y triunfal después de la experiencia de la segunda vuelta de la competición pasada, no sólo había cubierto todas nuestras esperanzas sino que nos había llevado a donde “las musas elevan sus cantos de victoria imponiendo sus manos”, como cantan las odas triunfales de uno de los poetas que más y mejor ensalzó los triunfos deportivos de los atletas, un griego llamado Píndaro. ¡Nuestro equipo, el Real Jaén, el mejor de España!, el que para saber cuántos partidos llevaba ganados, bastaba con averiguar el número de los que contaba como jugados. Era tal vez un regalo donado por alguna divinidad de las viejas leyendas de los antiguos a la que le caíamos bien y cuya identidad habrá que averiguar para encargar algunas ofrendas en su honor. Pero la edad de oro terminó en La Victoria hace una semana. Entonces despertamos del sueño y se nos escapó, como el agua entre las manos, el haber asistido a un momento histórico en la memoria de nuestro equipo. No es que cinco victorias seguidas fuesen algo vulgar (una proeza que ya ha quedado señalada para siempre en el currículo de los profesionales que las lograron) pero las seis hubiesen representado, más que una estadística, que eso es muchas veces una manera alambicada de calcular, sino una apoteosis del triunfo que nos estaba haciendo especialmente felices. Pero esa etapa terminó y desde ayer estamos en otro planeta, en otra órbita, en otra era. Con el partido en Cuenca iniciamos otra liga, buscamos otros afanes, otra competición: la de los mortales, la de los efímeros. Ahora ya somos humanos, el Real Jaén es mortal, estamos donde nos corresponde y es en esta condición y de esta manera cómo tenemos que empezar a sentir y vivir al equipo porque, como nos enseñó Prometeo, aquel héroe griego que robo el fuego a los a los dioses para entregárnoslo, los hombres entran en relación con los dioses a través del sacrificio. Que seguro, esperemos, no será muy duro. 

ÁRBITRO MALAGUEÑO PROHIBE LOS INSULTOS  
Ángel pita partidos de fútbol base desde 2006. «Al primer insulto... en el campo o en la grada, advierto a los delegados; al segundo, llamo a la policía y al tercero, suspendo el partido» Ojalá triunfe, pero será imposible mientras algunos ídolos sigan echándolos a la cara en la televisiones de todo el mundo, haciendo creer que es un signo de categoría futbolístico.  

EL METRO OTRA VEZ SEÑALA CLASES SOCIALES
Su utilización ha sido un signo casi definitivo de pertenencia a una u otra clase social. Algunos futbolistas famosos aseguran que no lo hacen y aducen que su presencia “montaría un espectáculo”. Seguramente, sobre todo las primeras veces pero, aunque sea inhabitual, hay famosos que renuncian a ese divismo, probablemente innecesario. 

6 de octubre de 2008
Cuenca, 1; Real Jaén, 1. 

(Para la referencia del artículo puede verse el artículo anterior).