321.- YES, WE CAN

Había en juego ayer, además de los puntos, muchos otros objetivos

Es decir, ¡podemos!, un verso de una antigua canción, ahora el grito de triunfo del que de pronto se ha llenado el mundo. Santo y seña del ganador en las elecciones norteamericanas, se ha convertido en un discurso de clamor y de fuerza, y ayer más de un aficionado al Real Jaén, henchido de esperanza tras el resultado de Ceuta, lo ponía sobre la mesa en la confianza de poder aplicarlo al momento que vive el equipo. Se trataba de dejar claro de una vez por todas (entendiéndose por supuesto esta expresión en el sentido del “siempre” y “nunca” que, como decía Castelar, en política significan “hasta dentro de un rato”) que el equipo no se iba a andar con chiquitas e iba a coger el tren de los mejores. Era el de ayer una especie de reválida para divisar si se entraba de manera incuestionable en el grupo de los descolgados por arriba; una oportunidad de oro para comprobar si la confianza en el equipo, sostenida en el último resultado, se justificaba como segura y consistente; si el maravilloso triunfo no había sido flor de un día sino la consecuencia de la solidez demostrada a principios de la liga. Un fracaso ante el Puertollano significaba volver una vez más a ese defecto singular tan frecuente, del que ha adolecido el Real Jaén en los últimos tiempos, de no saber resolver la faena, no estar a la altura en los momentos decisivos, esos en los que un mérito vale el doble. Había en juego (ante el Puertollano) ayer, además de los puntos, muchos otros objetivos a alcanzar para la buena marcha del ánimo de los aficionados, a lo que se llama con cierta imprecisión la masa social. En el pensamiento de los seguidores antes del partido estaba claro el planeamiento: ganar al Puertollano suponía colarse en la habitación de los selectos, de los que disputarán la liguilla de ascenso. Luego, una vez dentro, pues ya veríamos cómo se iban desenvolviendo las cosas, al margen de los inevitables tropezones porque esa es la condición humana. Mas así toda esa expectativa se ha venido abajo y no hemos podido montarnos en la revolución del “podemos”, del “yes, we can”. De momento el gozo del poderío en la clasificación lo tienen otros equipos. Aunque viendo después con calma los puntos uno se queda más tranquilo, el partido nos dejó con la miel en los labios. Pero, bueno, seguro que los aficionados giennenses tendremos más de una oportunidad de cantar el “yes, we can”. A lo mejor, el domingo que viene. Esperemos. 

UN JUGADOR SACA LA TARJETA AL ÁRBITRO
Siempre han tenido buena imagen los transgresores si no son dañinos y, además, resultan ingeniosos. Cansado ya un futbolista brasileño de un mal arbitraje, le quitó la tarjeta de la mano y sin encomendarse a nada se la mostró a la vista de todos. Lo malo es que fue la amarilla, lo que dio opción a su vez al árbitro a sacarle la roja, que es la más poderosa. 

LAPORTA EXCULPA UNA GROSERÍA DE MESSI
Saber organizar bien los pensamientos, o sea no confundir el tocino con la velocidad, es una tarea bastante difícil. Pocas personas tienen la capacidad de ajustar sus criterios a lo de cada cosa en su sitio, como le ha ocurrido a Laporta, que piensa que, como su equipo hace un fútbol maravilloso, ya está exento de cualquier crítica aunque ésta se refiera a la educación. 

10 de noviembre de 2008
Real Jaén, 2, Puertollano, 2