324.- EL GATO AL AGUA

Ahora habrá de que investigarse qué hacer con él, dónde guardarlo y cómo cuidarlo

No está nada claro para los investigadores de dónde viene y cómo se originó eso de “llevarse el gato al agua”. Discuten y discuten y apenas llegan a conclusiones ciertas y firmes. Como terciando en esta controversia, de lo del gato y de mojarse, y en referencia a algunos partidos de los últimos mundiales, se preguntaba Martín Girad con perspicacia y algo de picardía que por qué un gato y por qué al agua, cuando precisamente a los gatos no les gusta el agua; si será por fastidiar al gato o tal vez por enturbiar el agua. Y así ya de pequeños, en una época en la que todavía no era una obsesiva paranoia ni un ingente negocio lo de la higiene, nos advertían de que no podíamos lavarnos como lo hacen ellos,  con la saliva, que esa no era limpieza adecuada ni honorable. El caso es que vaya usted a saber el origen de la frase. Unos que si en épocas muy antiguas había un juego que consistía en ver quién era capaz de meter al gato en la corriente del río; otros que no, que viene de otro juego en el que para ganar había que llevar una viga a un charco pero era obligatorio hacerlo a gatas. Hasta Cervantes en El Quijote interviene en el asunto, y Julio Cejador asevera que es una frase que ya utilizaban los latinos y que significa que quien se lleva el gato al agua es el que ha vencido tras una dura contienda. Sea así. Pues hablando de esto, de ganar y de perder, comentaba en una ocasión Juan Espejo que cuando, por ejemplo, en el fútbol las cosas van mal, el comentarista tiene más tarea, más trabajo y más afán porque resulta obligado hacer un esfuerzo para averiguar las causas de los traspiés y de los tropezones, a pesar de que a veces resulta casi imposible descubrir, pero que en tiempos de bonanza, cuando las flores ríen en los campos y los pájaros cantan en las ramas aunque haga temperatura de pleno invierno y esté nevando, poco hay para decir, salvo congratularse de esa fortuna. Y tenía razón. Por eso el comentario del partido de ayer y de la situación actual del Real Jaén en la clasificación no puede ser más fácil, breve, sencillo y, al tiempo, preciso, científico y exacto: en Antequera el equipo, en medio de la lluvia y los charcos, se llevó el gato al agua o, mejor, se lo trajo para acá. Ahora habrá de que investigarse qué hacer con él, dónde guardarlo y cómo cuidarlo para que no enferme y se deteriore. Que ya se sabe que al final de la liga gana quien ha conseguido durante la competición más gatos. 

LAS APUESTAS ILEGALES, UN PELIGRO PARA EL FÚTBOL
Asegura la FIFA que la generalización de internet ha facilitado que organizaciones criminales, especialmente asiáticas, manejen cantidades fabulosas en apuestas ilegales que acaban relacionándose con el dinero negro, la prostitución y, sobre todo, den lugar a suspicacias sobre fichajes, taquillas y resultados. ¡Un mundo subterráneo difícil de controlar y que esperemos no se nos acerque!

LES DOPABAN CON LA MISMA AGUJA
Eso al menos es lo que manifiesta Petrini, jugador en los años 70 en diversos clubes italianos. "El médico llevaba un frasco en las manos, que parecía un botella de naranjada; la misma aguja se introdujo cinco veces en aquel frasco y después pinchó a cinco jugadores diferentes". Era una especie de dopaje doble, que permitía una “fuerza inigualable”. Otro sub-mundo lamentable. ¡Otra pena!

1 de diciembre de 2008
Antequera, 1; Real Jaén, 3