338.- MILAGRO AL MEDIODÍA

Y entonces los nervios y la tensión de más de un espectador se le subieron hasta el cerebro

Sabido es cómo los milagros suelen ocurrir sin apenas ruido y con escasas alharacas. Por lo general son acontecimientos que se producen casi a hurtadillas de los ojos de los hombres y no acostumbran a hacerse notar en exceso. Por eso tienen un halo de misterio y secreto que provoca el que muchas veces ni se crea que hayan llegado a suceder. Pero no fue así ayer en el estadio de La Victoria en el partido que el Real Jaén jugaba con el Melilla. Como cuenta la crónica, todo lo contrario. El milagro (en realidad fueron dos milagros casi seguidos o, si se quiere, uno en dos tiempos) sobrevino de improviso, cuando estaba a punto de terminar el encuentro y hasta había espectadores que, para evitar la angustia quincenal de la salida, ya se habían marchado. Y llegó a plena luz, a mediodía, cuando más o menos el sol está en lo alto del firmamento, y ante el público, que un poco en mayor número que lo habitual, había acudido al espectáculo deportivo. El partido había transcurrido como un juego equilibrado aunque con más profundidad, que dicen los expertos, del equipo de casa por lo que el resultado de empate a cero parecía ya casi definitivo y hasta a los aficionados no nos parecía mal del todo. Bien es verdad que se rompía algún que otro récord pero con un punto más para la clasificación; un juego razonable, entretenido y hasta alegre en más de una oportunidad; alguna que otra ocasión del gol que, aunque no muy eficaz del todo, resultó por lo menos bella; un ambiente primaveral espléndido; y un partido menos de campeonato, la cosa no pintaba mal del todo. Hasta que llegó el problema, o como se ha dicho los dos problemas, y entonces los nervios y la tensión de más de un espectador se le subieron hasta el cerebro y casi nos ahoga. Fue como la explosión de dos lagrimones en un ver y no ver. Y el milagro (“este milagro del mediodía, en este fugaz instante en que los dioses griegos me han permitido hablar por otra boca”, como dice un afamado poeta argentino) que dejó todo como estaba y no permitió otro fin de fiesta ni otra narración de los hechos. No hubiera quedado bonito ni menos aún bonico. Claro que a lo mejor ni siquiera fue un milagro sino que así estaba escrito en el mercado de futuros que supone todo partido de fútbol y los dos jugadores del Real Jaén que evitaron los goles sólo fueron un instrumento del destino para dejar las cosas como estaban, como debían estar. ¡Menos mal!

AGRESIONES A LOS ÁRBITROS EN CATEGORÍAS INFERIORES
Los malos ejemplos de los jugadores de los equipos de superior categoría y las presiones ambientales sobre los niños para que alcancen el éxito de sus ídolos son, entre otros, los motivos que tensionan los partidos de los más jóvenes, en los que a veces se llega a agredir agreden a los árbitros. ¿Sería solución suficiente una vía disciplinaria excesivamente rigurosa?  

LA LIGA ITALIANA PROPONE LA TARJETA NARANJA 
Más de una vez se ha planteado en el fútbol imitar las expulsiones temporales que practican otros deportes colectivos de competición, un sistema intermedio de sanción muy útil para rebajar la tensión en los partidos. Pero no acaba de cuajar la idea, tampoco ahora cuando la Liga Italiana ha vuelto a proponerlo. Se desconocen las razones que lo impiden. 

Publicado el día 8 de Marzo de 2009
Real Jaén, 0; Melilla, 0
(El “milagro” se produjo porque cuatro o seis minutos antes de finalizar el partido dos defensas del Real Jaén sacaron sendos balones cuando ya habían superado al portero y estaban sobre la línea de gol).